Artículo Reflexivo desde la Bidireccionalidad UCM.

“Aquella teoría que no encuentre aplicación práctica en la vida, es una acrobacia del pensamiento”

— Swami Vivekananda.

En el marco de la formación de los futuros docentes en Pedagogía en Educación Especial de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule (UCM), la práctica profesional representa mucho más que una etapa curricular: es un puente vital entre la teoría aprendida y la realidad educativa, donde se movilizan competencias, valores y aprendizajes profundamente humanos.

Durante este primer semestre de 2025, los estudiantes de tercer año de la mención en Discapacidad Intelectual comenzaron su inserción en escuelas especiales, acercándose de manera vivencial al funcionamiento de estos contextos, a la evaluación de necesidades educativas y a las decisiones pedagógicas que configuran su futuro rol docente.

Una de las experiencias más significativas se ha desarrollado en la Escuela Especial Las Ilusiones, de Fundación Educacional COANIL, ubicada en el sector Zapallar de la ciudad de Curicó. Esta institución, que atiende a niños, niñas y jóvenes con discapacidad intelectual entre los 2 y 26 años, se destaca por entregar una educación centrada en el desarrollo integral, la autonomía y la inclusión, en un entorno de trabajo interdisciplinario liderado por un equipo profesional comprometido.

La práctica, en este contexto, se realiza bajo un modelo de acompañamiento conjunto entre el docente tutor universitario y el profesor guía del establecimiento, fortaleciendo una relación bidireccional de aprendizaje. Esta experiencia no solo permite que las y los estudiantes apliquen sus conocimientos en un entorno real, sino que también contribuye a la profesionalización de quienes orientan estos procesos, convirtiéndose en espacios compartidos de formación docente.

Desde la dirección del establecimiento, Lizzette Moraga señala: “Recibir estudiantes en práctica ha sido una experiencia enriquecedora para nuestra escuela. Las futuras docentes han demostrado sensibilidad, empatía y compromiso frente a las necesidades de cada estudiante, aportando con una mirada fresca y un entusiasmo contagiante a nuestras rutinas pedagógicas.”

Por su parte, la estudiante de tercer año, Silvia Rivera, relata: “Trabajar en una escuela especial ha sido un desafío y una alegría. Me siento parte del equipo, no sólo como practicante, sino como docente en formación. Estas experiencias fortalecen nuestras habilidades comunicativas, sociales y profesionales. Aprendemos en terreno lo que no se logra sólo desde la teoría.”

Estas vivencias confirman que la formación profesional no ocurre sólo en las aulas universitarias, sino también en los espacios escolares donde la educación especial se practica y resignifica cada día. Las escuelas que abren sus puertas a las prácticas no solo forman a futuros profesionales: también consolidan redes de colaboración que enriquecen mutuamente a las instituciones y a los estudiantes.

Desde la Universidad Católica del Maule y la Escuela Especial “Las Ilusiones”, esta alianza formativa seguirá apostando por una educación transformadora, situada, inclusiva y profundamente humana que se fundamenta dentro de los estándares de la bidireccionalidad educativa, un sello en la formación de calidad para los futuros profesionales del Maule.