Tres académicos de Filosofía de la institución reflexionaron sobre el trabajo realizado en el Día Mundial de la Filosofía 2020.

El pasado jueves 19 de noviembre se conmemoró una nueva edición del Día Mundial de la Filosofía. Si bien, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) comenzó a celebrar este día en 2002, no fue hasta el 2005 que declaró oficialmente su conmemoración cada tercer jueves de noviembre.

La Universidad Católica del Maule, a través de su Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas, ha cultivado la filosofía por más de veinte años; formando profesionales, académicos e investigadores capaces de desarrollar un pensamiento reflexivo, crítico y analítico. Con la finalidad de profundizar en el aporte que esta noble disciplina entrega a todas las dimensiones de la vida humana, conversamos con tres destacados filósofos de nuestra casa de estudio.

Una filosofía que resiste al encierro disciplinar institucionalizado

Es de importancia resaltar el rol del ejercicio filosófico en la comprensión de las situaciones actuales que enfrenta el mundo: pandemia, por ejemplo. Y, en el caso puntual de Chile, el denominado “estallido social”. Así lo manifiesta el Dr. Cristhian Almonacid, académico del Departamento de Filosofía UCM, quien afirma que los filósofos “Intentamos aportar mediante reflexión razonada y dialogante al descubrimiento de las hondas raíces de inequidad social que nos han conducido a caminos de transformación en nuestro país y, frente a la pandemia, ofreciendo reflexiones que nos permitan reencontrarnos con aquellas cuestiones profundamente humanas que quedan al desnudo por los efectos del Covid-19: la enfermedad, la vulnerabilidad, la fragilidad, los límites de nuestro conocimiento científico y la nueva relación que necesitamos con nuestro medio natural”, reflexionó.

Para el Dr. Almonacid, “Las actuales dinámicas del trabajo académico en la Universidad tienden al desarrollo de procesos de investigación y publicación especializada en vistas de alcanzar altos estándares de calidad. Sin embargo, la filosofía parece resistir a este encierro disciplinar institucionalizado, para comprometerse con la reflexión sobre los problemas de nuestro tiempo. Esto que aparece como una ‘rebeldía’, es en realidad una respuesta a la vocación originaria de la filosofía. En efecto, preguntarse por el compromiso de la reflexión filosófica es hacerlo por el sentido de la filosofía que desde su inicio se ha empeñado en dos tareas primordiales: la crítica a los horizontes de vida que tienden a cerrarse y la promoción de un pensamiento comprometido con una vida humana mejor”.

El desafío de la filosofía en la formación de personas

Para el Dr. Rodrigo Núñez, director del Doctorado en Filosofía, Religión y Pensamiento Contemporáneo, en el ámbito universitario se suele hablar de la relación entre filosofía y la formación de competencias profesionales. Sin embargo, “La relación entre la filosofía y la formación de personas se observa ya en sus inicios, en la forma dialógica que adquirió su práctica. Es llamativo que el filósofo clásico no es tanto un conceptualizador o creador de doctrinas, sino alguien que transmite una manera pensar lo cual redunda en una manera de vivir. Esta idea la expresa muy bien Pierre Hadot aludiendo a esta distinción que hacen los estoicos. Una cosa es pensar el discurso filosófico de la lógica y la ética, otra es dirigir la vida según la lógica y la ética. Es cierto que el giro del filósofo de maestro de vida a maestro de doctrinas se dio a la par del origen de las universidades en occidente, con la consecuente teorización y profesionalización de la filosofía. Sin embargo, ese proyecto llamado Universidad que reunió a maestros y estudiantes pronto cumplió una función medidora entre el saber ‘docto’ y la cultura, buscando ir más allá de los muros de la universidad. La filosofía tuvo un rol decisivo en esa mediación”, apunta.

En esa línea, insiste el Dr. Núñez, “Me parece que un desafío para la filosofía cultivada en la universidad es verse a sí misma más allá de una mera forma de conocimiento o un sistema de reglas metodológicas a seguir. Creo que debería reconsiderar su propio saber cómo una voz que sintoniza con la apertura crítica de las personas y las sociedades a los desafíos que marcan su época. Si hemos de desarrollar conceptos y doctrinas filosóficas, estas deben ser aquellas que responden mejor a la crisis espiritual de nuestro tiempo”.

La filosofía que se cultiva en la UCM reivindica lo colectivo

La filosofía que se cultiva en la Católica del Maule –en términos curriculares– no se distancia de otras universidades chilenas. Así lo expresa el Dr. Javier Agüero, director del Departamento de Filosofía UCM, quien da cuenta del esfuerzo “Por profundizar en lo que son los diversos momentos de la historia de la filosofía. Es decir, desde la filosofía clásica o antigua, pasando por la filosofía medieval hasta la filosofía moderna y terminando con la contemporánea (…) Nuestra forma de cultivar la filosofía responde a ese patrón que es más bien tradicional”, recalca.

No obstante, reconoce que en el último tiempo “La filosofía que hemos querido practicar es una filosofía de cara a la época, una filosofía que ha querido leer los tiempos y, en ese sentido, hemos ocupado todo lo que es propio de nuestra capacidad disciplinar para tratar de no dar respuesta, sino generar preguntas y comprender algunas inquietudes del mundo que vivimos actualmente tan determinado por la pandemia y, en el caso chileno, por la pandemia y por el proceso constituyente. (…) Entonces no me arriesgo en decir que es una filosofía que se hace responsable de los problemas del mundo contemporáneo”, puntualiza el académico.

“La filosofía que practicamos en la UCM es una filosofía que reivindica lo colectivo”, afirma el director. Lo anterior, “No supone que se dejen de lado las investigaciones propias y singulares de nuestros académicos”, insiste. “Creemos básicamente en una filosofía que se construye desde el quehacer común y en esa línea hemos realizado muchos coloquios, levantado publicaciones, libros y también hemos tenido una salida permanente en los medios de comunicación. Por lo tanto, desde esta dimensión colectiva en la que cual entendemos la práctica filosófica, también es una filosofía que está muy atenta a lo que está ocurriendo desde una dinámica y desde una praxis que quiere entender y quiere favorecer los espacios comunes de reflexión y de trabajo”.

Finalmente, es necesario destacar que la filosofía que se cultiva en la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas se realiza desde un diálogo de aprendizaje mutuo con otras disciplinas de la propia UCM: psicología, educación, sociología, entre otras. Se espera, y es un desafío ya asumido, que este tipo de relaciones se sigan impulsando con otros saberes dentro y fuera de nuestra casa de estudios.