La articulación ha sido la clave para el inicio del año académico
La directora de Docencia Ana Jara comentó cómo ha sido el proceso de adaptación a las clases no presenciales.
Con la emergencia sanitara instalada en todo el mundo, la UCM al igual que el resto de las universidades del país, debieron adaptar su docencia y pasar de las tradicionales clases a una modalidad en línea transitoria, en pos de cuidar la salud de toda su comunidad.
Sin dudas que este cambio ha sido todo un desafío para la academia, que en poco tiempo tuvo que modificar la forma de impartir las actividades curriculares y para ayudar en esta modificación, que aún se encuentra en marcha blanca en la Institución, ha sido clave la ayuda de la Dirección de Docencia unidad dependiente de la VRAC, quienes han liderado el proceso, tal como lo comentó su directora Ana Jara en la siguiente entrevista.
¿Cómo ha sido el trabajo desde que se tomó la decisión de modificar el inicio del año académico pasando a clases no presenciales?
Ha sido un proceso complejo, que no nos pilló del todo preparados para su implementación, no así en relación a los recursos tecnológicos con los que la Institución ya contaba, pero siento que lo primordial fue actuar siguiendo los protocolos que entregaron los ministerios de Salud y Educación, teniendo como centro la seguridad de toda la comunidad universitaria, por lo que lo primero que intentamos fue mejorar los recursos tecnológicos existentes.
Además, ya teníamos un alto porcentaje de académicos capacitados en el uso de UCM Virtual , recurso del aprendizaje más acorde a los tiempos actuales, aunque, esta contingencia nos obligó a tirarnos a la piscina de manera más rápida, como en todas las Instituciones de Educación Superior del país.
Para planificarnos, lo hemos hecho a través de la articulación entre todas las unidades (facultades, escuelas, Vicerrectoría Académica, Dirección General Estudiantil, Dirección de Tecnologías de la Información y Dirección General de Docencia), con el objetivo de poner todos estos recursos que ya teníamos, al servicio de la comunidad universitaria.
Dentro de esta planificación hubo que mejorar en poco tiempo el UCM Virtual ¿Qué tan importante ha sido el trabajo colaborativo con la DTI?
Ha sido clave para nosotros trabajar en la misma sintonía. Por ejemplo, las reuniones con los directores de escuela las hacemos en conjunto con las demás unidades y así van conociendo los lineamientos para la docencia on line. Y como no solo tenemos que pensar en los académicos, sino que también en los estudiantes, también ha participado activamente la Dirección General Estudiantil. Las de decisiones las hemos ido tomando en conjunto.
Ya estando a mediados de abril ¿Qué balance puede hacer de las clases no presenciales?
Siento que el primer gran avance fue comenzar una docencia on line, ese fue el primer paso ya que es una docencia que es en línea, simultánea y que no es solo enviar o compartir documentos, sino que es enseñar en un ambiente que está respaldado, que nos permite hacer un seguimiento, por lo que ya estamos elaborando sistemas de alertas.
Por otra parte, hemos ido aumentando progresivamente el número de estudiantes y académicos conectados, además se han ido incrementando la cantidad de recursos y materiales pedagógicos que se han instalado en la UCM Virtual.
Obviamente que este primer mes es de adaptación, pero siento que hemos ido de menos a más. Las dificultades que hemos tenido, con la DTI las hemos ido solucionando y se deben a que los procesos que eran secuenciales, ahora son simultáneos, lo que complejiza la situación, tomando en consideración que, debido al estallido social, ya veníamos con un retraso importante.
¿Cómo ha sido el trabajo con los académicos para abordar el desafío de pasar de las clases tradicionales a un nuevo sistema?
Ha sido un trabajo arduo porque no es simplemente hacer lo presencial en modalidad no presencial, es un cambio casi instruccional que hay detrás de esta metodología, que comprende desde su planificación hasta su ejecución. Lo hemos abordado de todas las formas, buscando aliados estratégicos como los gestores curriculares de cada facultad para que ellos puedan replicar con sus académicos, también compartiendo las diferentes experiencias, donde, por ejemplo, los directores de escuela han creado comunidades de aprendizaje de uso de los sistemas.
También las capacitaciones diarias siguen, tanto para pre y postgrado, junto con el apoyo de las cápsulas o videos tutoriales y manuales que hemos creado, y que vamos a continuar generando a medida que vayan surgiendo necesidades, junto con instalar en el sitio web institucional material de apoyo en relación a los recursos tecnológicos.
¿Cómo ha sido la recepción de la academia?
Ha sido buena, obviamente con cierto grado de temor, pero ellos al ser académicos saben que la docencia es fundamental para el aprendizaje de sus estudiantes, por lo que también, independiente de su ansiedad o angustia, se tuvieron que tirar a la piscina, sabiendo que hay mil cosas que mejorar, por lo que les hacemos un llamado a que escuchen a los estudiantes, porque ellos son los que están recibiendo este servicio, entonces obviamente, así pueden ir perfeccionando sus clases día a día.
Una vez que pase la crisis y volvamos a la normalidad… ¿Qué aprendizajes se pueden obtener de haber apurado la integración de nuevas herramientas tecnológicas?
Esta crisis nos hizo un llamado a desarrollar destrezas y habilidades que a lo mejor teníamos, pero que no las estábamos ejecutando porque lo primordial era la presencialidad, pero, aunque tenemos claro que esto es transitorio y excepcional, nos ayuda a abrir la mente a desarrollar la docencia con elementos no presenciales, sabiendo que la docencia on line requiere de otro tipo de preparación, a través de un proceso más reflexivo, pero sin dudas, que este es un comienzo.