El Dr. Marcos Carrasco-Benavides, académico de la UCM lidera el estudio financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT), que busca una mejora tecnológica frente al problema de sequía.

La sequía presente en este invierno es un fenómeno climático que hace años viene afectando a la zona centro-sur del país y, en especial, a la Región del Maule, por ser una zona principalmente agrícola.

En este escenario es vital hacer más eficiente el uso del recurso de agua. Y, justamente, este es el propósito de la investigación científica que lidera el académico de la Universidad Católica del Maule, Dr. Marcos Carrasco-Benavides, de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales del plantel, que pretende una mejora tecnológica para el cultivo de los cerezos.

La investigación se centra en disminuir la cantidad de agua de un cultivo sin bajar la calidad ni afectar su rendimiento, haciendo más efectivo el sistema de riego. Para lograrlo se somete a la planta a un cierto nivel de limitación hídrica, para ver la respuesta fisiológica y verificar si ella se adapta al nuevo escenario.

“Las plantas tienen poros en sus hojas, llamadas estomas, por donde transpira y a través de ello se puede verificar si está o no estresada por escasez hídrica, pues cuando le falta agua, cierra sus estomas para evitar perderla. La pérdida de agua por transpiración es una manera de refrigerarse, dando como resultado que cuando hay estrés hídrico la planta finalmente se calienta”, explicó el académico.

Dicho proceso natural será registrado mediante el uso de cámaras anexadas a los Smartphone, para generar índices fisiológicos de estrés hídrico, basado en imágenes térmicas para la producción del cerezo, lo que a futuro pueda ser utilizado por los productores, permitiendo la optimización del uso del agua en el riego, sin afectar la calidad y de esta manera almacenar lo que sobre de agua o utilizarlo en otra función de la cadena de producción.

Aplicación móvil

Durante el período de poscosecha del cerezo (diciembre-marzo), se realizaron campañas semanales de toma de datos para las dos variedades de cerezos estudiadas. Estos datos consideraron el potencial de xilema – Tejido vegetal formado por células muertas, rígidas y lignificadas que conducen la savia y sostienen la planta- al mediodía, conductancia estomática, imágenes termográficas de alta y baja resolución. Además, se cuantificaron los tiempos de riego y la cantidad de agua aplicada para los diferentes tratamientos de riego deficitario controlado (RDI) en poscosecha.

En un estudio preliminar efectuado entre 2012-2015, también en cerezos, este investigador pudo observar que disminuciones de agua entre un 25-50%, para la poscosecha, no afectaron ni la calidad ni el rendimiento de las plantas. La idea es que con los resultados que arroje la investigación, se pueda crear una aplicación móvil útil para los agricultores.

“Con la información obtenida en este estudio, se sentará las bases para poder desarrollar esto y así entregar una herramienta de apoyo para la toma de decisiones respecto al riego”, destacó Dr. Carrasco-Benavides.

Actualmente se están desarrollando cuatro tesis de pregrado en la Escuela de Agronomía UCM, en base a los datos que se están obteniendo en terreno. “Además, estamos trabajando con el Dr. Marco Mora, de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería del plantel, para desarrollar un método eficiente para el proceso de las imágenes termográficas y el desarrollo de artículos científicos”, explicó.

Esta investigación, además, permitirá no solo ser un aporte a los agricultores del rubro de los cerezos, ya que “Se puede aplicar este estudio a cualquier cultivo, porque los principios de la física y la fisiología vegetal son los mismos, solo habría que cambiar los sujetos de estudio”. De hecho, el Dr. Carrasco-Benavides contó que hace poco salió publicada una investigación similar, pero para el almendro.

Los concursos de FONDECYT Iniciación, buscan fomentar y fortalecer el desarrollo de la investigación científica y tecnológica de excelencia a través de la promoción de jóvenes investigadores, con proyectos innovadores que pueden contar con financiamiento de hasta tres años, como es el caso del Dr. Marcos Carrasco-Benavides, con esta idea comprometida con el desarrollo y producción del cerezo.