6 de octubre a las 16:55 vía Teams con los directores del núcleo IA + SIC.

Que la inteligencia artificial es parte de la vida cotidiana es hoy una idea compartida, pero quizás no todos conocen sobre los sesgos que estas tecnologías pueden generar ni tampoco cómo enfrentarlos. Por ejemplo, ¿podrá un tutor cognitivo guiar el aprendizaje de las matemáticas o un chatbot apoyar la educación sexual escolar? Esto ya está ocurriendo en Chile, aunque por ahora son iniciativas aisladas. La inteligencia artificial en su intersección con la ética, la comunicación y la información es tema de investigadores como Ana María Castillo y Lionel Brossi, académicos del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile y directores del Núcleo Inteligencia Artificial y Sociedad (IA+SIC). Ambos conversarán este martes con estudiantes de la UCM sobre “Inteligencia artificial, juventudes e inclusión social”, a las 16.55 horas, vía Teams.

En lo que respecta a la educación, el país no cuenta aún con una estrategia de Inteligencia Artificial definida, pero sí se espera que esta sea uno de los pilares para una Política Nacional de Inteligencia Artificial, dice Lionel Brossi, acotando que “ya se están realizando esfuerzos en ese sentido, con el aporte de mesas ciudadanas autoconvocadas”. Considerando que el desarrollo de la IA impactará a las actuales niñas, niños y jóvenes, en términos de desafíos y oportunidades, Brossi destaca la importancia de que los aportes de estos segmentos se vean representados en una política de Inteligencia Artificial. En ese sentido, desde el Núcleo IA+SIC ambos académicos han establecido alianzas con UNICEF y con el Equipo Futuro del Ministerio de Ciencias, para realizar una serie de talleres virtuales en Chile, destinados a jóvenes adolescentes y con foco en Inteligencia Artificial y Derechos Humanos. Los resultados de este taller han nutrido el primer borrador de las Directrices sobre Políticas en Inteligencia Artificial y derechos de niñas, niños y jóvenes, que elaboró UNICEF, en esfuerzos conjuntos con diversas organizaciones e instituciones aliadas y el gobierno de Finlandia.

Para Ana María Castillo, también directora del núcleo IA + SIC, es importante la conversación y reflexión en torno a la Inteligencia Artificial, puesto que se tiende a pensar en esta como parte del futuro o como una tecnología ausente de la vida diaria y de campos como la educación, donde podrían producirse situaciones no deseadas: “Al abrir la discusión sobre esto, podemos identificar los sesgos y en qué ámbitos operan, porque la educación es uno de los ámbitos involucrados, pero no el único”, observa. Castillo menciona el caso del proyecto de una investigadora del MIT “Gender Shades”, que visibiliza los sesgos en el reconocimiento facial de mujeres afrodescendientes por parte de algoritmos de compañías como IMB, Microsoft y Amazon. Lionel Brossi menciona algunos casos chilenos, como el programa Tutor Cognitivo en Matemáticas (TCM), aplicado en colegios de la Región Metropolitana, que logra personalizar los contenidos necesarios para cada estudiante, mejorando su rendimiento. Otro ejemplo, añade, es el “Chatbot Chile, un emprendimiento que, si bien tiene la versatilidad para ser aplicado en organizaciones e instituciones diferentes, se ha realizado una experiencia para incluirlo como estrategia de apoyo en la educación sexual escolar”.

Tanto para Ana María Castillo como para Lionel Brossi hay que poner atención en los sesgos y en los desafíos éticos que se deben enfrentar en el campo de la Inteligencia Artificial, a nivel local y global: justicia social, alfabetización en torno a las oportunidades y desafíos de IA para la sociedad, automatización del empleo, brechas de género, privacidad y seguridad de datos, entre otros.  En particular, para Brossi es importante “reducir la brecha de conocimiento sobre la Inteligencia Artificial. Es interesante notar, por ejemplo, que la mayoría de los desarrolladores de Inteligencia Artificial son hombres blancos de países industrializados y esto, sin dudas, tiene un serio impacto en la variedad de personas que usan, interactúan y/o se ven afectadas por estas tecnologías”. En la misma línea, Ana María Castillo plantea que “otros de los desafíos se refieren a la promoción y reconocimiento del trabajo de las mujeres en el campo de la IA, considerando que aún existen enormes brechas de género”.  En el núcleo IA + SIC, ambos trabajan actualmente en el proyecto “Future Ways of Working in the Digital Economy”, en el que exploran cómo la economía de plataformas que utilizan IA -a través de aplicaciones como Uber Eats y Rappi- , vulneran ciertos derechos de trabajadores y cómo se sitúan las mujeres dentro de esas dinámicas.

Con el tema “Inteligencia artificial, juventudes e inclusión social” comienza una nueva semana de diálogo entre estudiantes de distintas carreras y profesores, dentro del ciclo de 12 conversatorios y talleres del proyecto de capital social y cultural de la Universidad Católica del Maule, que busca favorecer la inclusión académica y social de sus estudiantes. La cita es a las 16.55 horas de este martes 6 de octubre, vía Teams.