Experta UCM plantea un enfoque para enfrentar el problema de los incendios forestales en Chile
Promedio anual es de 52.000 incendios y un 99,2% son originados por el ser humano
Nos encontramos en plena primavera y prontamente se avecina el verano, épocas del año que son sinónimo inequívoco de altas temperaturas, sobre todo en la zona centro de nuestro país, -desde Valparaíso hasta la región del Bío Bío-, donde una gran extensión de dicha superficie está acompañada de bosques y zonas rurales.
Bajo ese contexto, los incendios forestales resultan un hostil enemigo, los que durante los últimos años han incrementado su presencia, fundamentalmente en incidentes de mayor magnitud, en superficie.
La directora del Departamento de Ciencias Forestales de la U. Católica del Maule (UCM), Carmen Bravo, señala que este fuego que se desarrolla de forma descontrolada se genera a partir de una fuente inicial de calor, considerando que para que se produzca fuego deben estar presentes tres elementos relevantes: temperatura, combustible y oxígeno.
“Una vez iniciado el fuego, hay factores meteorológicos que intervienen directamente en su propagación, la temperatura del ambiente, la humedad relativa y flujo del viento, creándose condiciones sumamente positivas para la propagación de los incendios, y esto se ha venido acentuando por el cambio climático”, sostuvo.
Por ello la especialista UCM comentó que resulta trascendental prepararse para enfrentar el problema, tanto institucionalmente como a nivel privado y de la población, ya que tal como lo aclaró “está comprobado en Chile que el 99% de los incendios forestales son de origen humano, un porcentaje muy pequeño se debe a efectos naturales, que son situaciones muy excepcionales”, aseveró Bravo.
Qué hacer y cómo avanzar
La experta UCM explica que para enfrentar estos incendios se debe ir por tres frentes: la prevención, el ataque propiamente tal y el control. En la primera es donde a su juicio debiese estar la solución, ya que en el proceso siguiente, si bien podemos generar los esfuerzos y tener las unidades para combatir, se debe considerar la dinámica sumamente incierta del fuego, que depende de las condiciones meteorológicas y topográficas, lo que hace difícil ejecutar un plan de combate y control.
“La población debe tener conciencia de los problemas ambientales; existe cierto conocimiento, pero realmente se debe trasladar a las acciones, allí está el problema”, explicó Bravo, quien además agregó que “es muy positivo que la gente se contacte con la naturaleza, porque así la empieza a valorar, pero si debe estar claro que cada acción que haga va a impactar a su medio, por ejemplo extraer una rama, no extinguir una fogata o botar la basura en el bosque”.
“Los incendios forestales desde los últimos 3 años han sido un desafío mayor, ya que no estamos preparados para emergencias de gran envergadura. Actualmente, la tasa de incendios por periodo, es de 5.000 a 7.000 ocurrencias al año con una superficie quemada promedio de 52.000 ha. Se está dando la asociación entre incendio forestal e incendio urbano, un tema que es relativamente nuevo, el aumento de la presencia de microbasurales, que son localizaciones de inicio de fuego y en la región del Maule tenemos en gran cantidad de ellos”.
Un punto a considerar para la directora es que “aparte de la combustión de la vegetación en un incendio, hay muchos otros daños ambientales, como los que afectan a la fauna, al suelo en sí, además de la contaminación, y el aporte efecto invernadero, entre otros”, por lo que “si las personas supieran todo el daño que ocasionan con un incendio, evitarían ocasionarlo accidental o intencionalmente”.
Prevención
La especialista UCM señala que la tesis de grado de las estudiantes de la casa de estudios, Alejandra Zurita y Haydeé Aravena en el año 2015, entregó como resultado que en la Región del Maule el 95,6 % de los incendios forestales se debían a causa directa de la actividad humana, destacando el tránsito de las personas como la causa con mayor frecuencia en el periodo 2009-2014.
Con este antecedente, recomienda que antes de realizar un paseo o acampar en familia o con amigos, un participante del grupo se instruya en la prevención de incendios en la página web de Conaf, donde están todas las instrucciones que indican como relacionarse de forma adecuada con el medio.Si bien desde el año pasado comenzó a regir una nueva Política Forestal en nuestro país que potencia la prevención y el cómo enfrentar los incendios, para Bravo es vital “modernizar Conaf, que pase a ser un Servicio Forestal y con eso se puede hacer un mejor trabajo en prevención, ataque y control”.
“En Chile la temática ambiental está presente en la educación, pero no se ha aplicado completamente. Actualmente trabajo en una propuesta de alfabetización ambiental, en la cual he recabado información sobre lo que se ha hecho en la materia. La dificultad ha estado en la implementación, no en el diseño a nivel país”, cerró.
Para Bravo los niños son nuestros mayores sensores de lo que estamos haciendo mal, ellos aprenden rápidamente la relación sana o no, con el medio ambiente, por lo que se debe abordar la educación ambiental desde pre básica. En la educación ambiental no hay que dejar fuera a los adultos, ya que ellos tienen la capacidad de generar cambios en su comportamiento, en la medida que comprendan que “hay una fortaleza y oportunidad en la toma de conciencia”.