Programa Brotes de la UCM realizó un balance positivo en la ceremonia de cierre de semestre.

El espíritu de servicio es reconocido por la comunidad como un sello distintivo que tienen los estudiantes de la Universidad Católica del Maule, algo que se refleja perfectamente en el objetivo que tiene el programa Brotes UCM, que recluta a estudiantes universitarios para que apoyen a alumnas y alumnos escolares con altos índices de vulnerabilidad, en distintas asignaturas, entendiendo que por la cercanía de edad y lo personalizado de la atención, este refuerzo impacta de excelente forma en aquellos niños que reciben esta ayuda.

Una invitación que hace el Instituto de Estudios Generales de la UCM a colaborar con la educación y que ha tenido desde su creación en el año 2017, un gran crecimiento no tan solo en la cantidad de jóvenes interesados en participar, sino también en los colegios que han querido ir sumándose a este trabajo colaborativo.

Danila Merino, académica de la Universidad Católica del Maule, destacó en la ceremonia de cierre del primer semestre de Brotes que, gracias a la pandemia, el programa ha podido tener un alcance geográfico más amplio que en sus primeras versiones, ya que actualmente los encuentro entre estudiantes universitarios y alumnos escolares, se han realizado de manera virtual.

“Agradezco a los estudiantes voluntarios, como también a las escuelas socias en este proyecto, como la Escuela Amanda Chávez de Quillón, el Colegio Bicentenario Darío Salas de Chillán, la Escuela Huilquilemu que ha estado presente en este programa desde su creación el 2017, el Colegio de Arte y Cultura de San Antonio en Curicó y a la comunidad Barrio Nueva Vista de Teno, que se sumó este año”, señaló Merino.

Impacto de Brotes

En el cierre del primer semestre, representantes de las comunidades educativas que están trabajando con la UCM, comentaron lo beneficioso que ha sido para ello, el desarrollo de este voluntariado.

Amada Opazo, quien trabaja en la Escuela Huilquilemu, valoró el aporte de Brotes. “Este proyecto ha sido muy bonito, si bien la articulación al comienzo es complicada producto de las conexiones a internet, en nuestra Escuela el trabajo que desarrolló para ayudar a los estudiantes en los idiomas ha sido muy bienvenida. Los mismos niños, por ejemplo, me dicen que encontraron simpática a la tía de inglés y que gracias a que los escuchó, ahora ellos pueden comprender mejor las clases de inglés de la escuela y eso es un tremendo paso”.

Jonathan Vergara, representante del Colegio Bicentenario Darío Salas de Chillán, destacó que “como colegio tenemos más de 20 años de existencia y nunca habíamos vista tan buena disposición de una institución de educación superior para trabajar en conjunto…La experiencia, tal como le sucedió a todos en un comienzo fue de mucho aprendizaje e incertidumbre sobre cómo resultaría esto, ya que si bien la idea de que la UCM nos ayudara con aquellos niños que lo necesitaban, la encontramos genial, no sabíamos cómo sería. Pero finalmente salió muy bien, ya que para los chicos fue un evento esperar la reunión semanal con el voluntario, lo que se logró gracias al apoyo de los profesores jefes y los apoderados. La comunicación fue la herramienta más importante”, sostuvo.

En la actividad de cierre, Elena Monroy, madre de Matías Monroy, alumno de la Escuela Amanda Chávez, también quiso destacar la iniciativa. “Nosotros vivimos en una zona de campo, donde no tenemos buena conectividad, por lo que mi hijo no puede tener clases normales, y este programa nos vino espectacular, ya que pudo tener sus clases de matemática personalizada, por lo que ha podido contestar sus guías sin problemas”.

Linda experiencia

El eje central de este proyecto Brotes son los estudiantes quienes generosamente destinan parte de su tiempo a mejorar la educación de niñas y niños vulnerables. Camila Ravanal, quien ha sido voluntaria dos veces, una de manera on line y la otra bajo la modalidad presencial, sostuvo que para ella este programa “es una experiencia muy linda, que me permite poder entregar conocimiento a los estudiantes y es muy gratificante la cercanía que se da con los niños”.

Sebastián Vergara, en tanto, complementó lo indicado, agregando que “se permite una comunicación más directa, un trabajo más personal y pude demostrarle en este caso, que la matemática no es una asignatura aburrida, por lo que fue una experiencia muy enriquecedora. Brotes sirve para despertar el interés y curiosidad de los niños”.

Una de las novedades de este programa en su primer semestre del 2021, fue que además de estudiantes UCM, se agregaron como voluntarios jóvenes de la asociación con Rotarart. Florencia Muñoz, la presidenta de esta organización tras el fin de este ciclo planteó que “nuestro objetivo es poder ayudar a las personas sin recibir nada a cambio, sin embargo, con este proyecto no se dio así, porque yo aprendí más de esta experiencia que lo que le pude haber enseñado al niño que me tocó. Además, lo pasé muy bien, se me hizo muy corto”, dijo.