Como parte de los eventos de reflexión ante el estallido social, la Escuela de la Facultad de Ciencias de la Salud realizó un conversatorio con profesionales del ramo y estudiantes. Experiencias, la situación actual del sistema de salud y varios desafíos fueron planteados en la actividad.

El viernes 18 de octubre fue un día diferente en Chile, comenzó el llamado estallido social. También fue un día distinto para los tecnólogos médicos de la Unidad de Trauma Ocular (UTO) del Hospital El Salvador de Santiago. Solo en esa jornada tuvieron que atender más de nueve cirugías oculares por traumatismos causados por perdigones, entre ellos, la de un niño de cinco años.

Fue la experiencia que conoció de cerca Antonio Estay, tecnólogo médico en oftalmología y quien, compartió que, en un periodo de 15 días desde el inicio de las protestas, ese centro asistencial atendió “136 pacientes con trauma ocular severo y 32 con estallido ocular. El 60,5 por ciento de esas personas presentó disminución severa de la visión” o la perdió por completo.

A unos dos kilómetros de distancia de allí, en el Hospital Clínico de la Universidad Católica de Santiago, Gonzalo Sepúlveda, tecnólogo médico en imagenología, tuvo que ver pacientes con balines en las rodillas, la columna “a milímetros del hueso” y en la mandíbula.

Estas vivencias fueron el puntapié inicial del Conversatorio Hablemos de la Tecnología Médica en el Chile de hoy, organizado por la Escuela de Tecnología Médica de la Universidad Católica del Maule (UCM); un evento que tuvo por objeto la reflexión y el levantamiento de propuestas concretas para la mejora del sistema de salud y de la formación de profesionales.

Legislación y humanización

Para Estay, quien también es académico de la U. de Chile, la legislación desempeña un papel fundamental. “La Constitución garantiza el derecho a elegir entre la forma de acceder a la salud ya sea pública o privada, pero el Estado no garantiza calidad ni oportunidad, solo garantiza la protección y el acceso y es solo un coordinador que se hace cargo de lo que los privados no pueden”, indicó.

Un aspecto que se ve reflejado en la situación actual del sistema. Andrés Cabezas, director de la Escuela de Tecnología UCM y quien fue moderador del conversatorio, exhibió cifras oficiales respecto a la deuda hospitalaria que es de 400 mil millones de pesos y que acarrea una falta de insumos y suspensión de cirugías y, por tanto, el alza en la cantidad de pacientes en las listas de espera.

Según el Ministerio de Salud, 107 mil pacientes esperan, al menos, 13 meses para una cirugía y nueve mil 724 pacientes murieron esperando atención. Una problemática que afecta al 80 por ciento de los usuarios del sistema público.

Así las cosas ¿qué rol cumple el gremio de tecnólogo médicos y la academia, en el aporte y contribución de soluciones para esta problemática social? Este fue uno de los cuestionamientos planteado en la conversación.

Gonzalo Sepúlveda, quien además se desempeña como director del Departamento de Imagenología del Colegio de Tecnólogos Médicos, expresó que “Hay una palabra clave y es la humanización. La formación actual tiene que ver con ciertos procesos, métodos, utilización de herramienta tecnológicas para lograr un producto final; pero ese producto nosotros lo entendemos desde un servicio de salud, en mi caso desde una resonancia bien hecha o una radioterapia completada de la mejor manera, pero si eso no lo ligamos a un conjunto de cosas que ahora priman en la sociedad y que tiene que ver con humanización y habilidades blandas, estamos muy lejos de ser buenos profesionales, afirmó.

Para Javiera Castro, presidenta del Centro de Estudiantes de Tecnología Médica UCM enfatizó en que es muy importante “Formar a los estudiantes desde el primer día con un enfoque más humanizado porque se plantea como tema, pero uno llega a las prácticas –a mí me pasó en una carrera anterior- y uno ve una realidad completamente diferente y se enfrenta a cómo son los pacientes, su entorno y por eso creo que debería ser prioridad desde el primer día”, comentó.

Una vez conocidas las experiencias y la realidad actual de los profesionales, la conversación derivó en una serie de propuestas.

“La humanización junto con la protección de la dignidad humana son parte de nuestros sellos y la gran conclusión es que es necesario que esto se materialice, en el sentido de que hayan instancias dentro del currículum en las que se trabaje fuertemente la humanización hacia el paciente”, dijo el director de Escuela, Andrés Cabezas, y añadió que “El desafío como Escuela es que este trabajo sea recíproco y en engranaje, porque la humanización también debe nacer de los propios estudiantes. Entra un tercer engranaje que son los profesores de campos clínicos que no están situados completamente dentro de la academia sino en su realidad asistencial y, en ellos, también debe plasmarse la humanización”, sostuvo.