Escolares disfrutaron del circo junto a Educación Parvularia de la UCM
En la finalización de taller de psicomotricidad, juego y aprendizaje.
Potenciar el juego y el movimiento libre de los niños al interior del aula son parte de los objetivos que persigue la tercera versión del taller de Prácticas Psicomotrices de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad Católica del Maule.
Este curso es dictado por la académica Natalia Villar a las estudiantes de primer año de la Escuela de Educación Parvularia, pero que dentro del módulo se incluye un ciclo de siete sesiones en que las estudiantes realizan actividades conniños. Este año fueron los pequeños del prekinder A del Liceo Agroindustrial Río Claro de Cumpeo, quienes una vez a la semana viajaban hasta la sede en Curicó para participar de esta actividad.
“Esta iniciativa surge, por una parte, por la necesidad de potenciar la vinculación de las estudiantes de la carrera con niños y niñas de realidades distintas a las del área urbana, pudiendo apoyar el aprendizaje de los más pequeños, y a la vez para que nuestras alumnas puedan potenciar de forma vivenciada todo el contenido teórico entregado por la académica en su módulo en sí”, destacó la docente Natalia Villar.
El juego el principal motor de las actividades. “Los niños se mueven libremente, la educadora simplemente es una guía, pero no los dirige. En el juego ellos aprenden. Es otra forma de entender el aprendizaje y eso ayuda mucho a las estudiantes y también a los niños”, aseguró la académica.
Y agregó que “Trabajamos la Psicomotricidad Educativa Vivenciada, para reforzar contenidos que ellos necesitan como las matemáticas, lenguaje, relaciones sociales, porque todo aprendizaje en los primeros siete años de vida, pasa por el cuerpo, es decir, como dijo el gran padre de la inteligencia Jean Piaget, la vivencia corporal es la primera instancia en que los niños desarrollan aprendizajes significativos, aprendizajes que son intervenidos por conductas psicomotrices que muchas veces no están bien desarrolladas y que a través de la psicomotricidad ayudamos a que maduren y que puedan ser aplicados en la vida personal de estos niños y niñas”, sostuvo.
Además, destacó Natalia Villar, es que los niños aparte de salir de su sala de clases a un lugar distinto, tienen la posibilidad de sociabilizar con nuevas personas, lo que es una potente herramienta para su formación y también para adquirir conocimientos específicos gracias a la psicomotricidad y la interacción que se genera entre el movimiento y su desarrollo psíquico.
“Para los niños venir a la universidad es fantástico, conocen otra realidad y eso también los ayuda a soñar, a querer un día llegar a la universidad, les abre un poco más su mundo”, explicó.
La magia del circo
La imaginación es su máxima expresión fue lo que se vivió en la actividad cúlmine de este curso, en la que las estudiantes se caracterizaron e hicieron un show interpretando a todos los personajes que componen un circo.
En esta oportunidad, los espectadores fueron los niños del jardín San Pablo de Curicó y, en una segunda función, los pequeños de Cumpeo.
“Aquí las alumnas fueron las protagonistas. El Circo es un mundo de fantasía. Cada alumna fue un personaje, sonidos propios, todo lo crean. La imaginación juega un rol fundamental y, lo más importante, es lo que los niños lo disfrutaron mucho”, finalizó Villar.