Entrevista: Egresada de Pedagogía en Educación Física UCM está entre las cinco finalistas del Global Teacher Prize - Universidad Católica del Maule
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Entrevista: Egresada de Pedagogía en Educación Física UCM está entre las cinco finalistas del Global Teacher Prize

Entrevista: Egresada de Pedagogía en Educación Física UCM está entre las cinco finalistas del Global Teacher Prize
4 Nov 2022

Carolina María Silva Rodríguez, Alumni de la carrera de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule, es la única profesora de Educación Física que ha logrado llegar a esta instancia del reconocido premio.  

La profesora Carolina María Silva Rodríguez, oriunda de Parral y egresada de Pedagogía en Educación Física de la Universidad Católica del Maule (UCM), especialista en Pedagogía Hospitalaria, y quien se desempeña en la Escuela Hospitalaria Corpameg y en el Hospital Exequiel González Cortés, de la Región Metropolitana, es una de las finalistas del Premio Global Teacher Prize Chile, siendo la única profesora de Educación Física que, históricamente, ha logrado llegar a esta instancia, llenando de orgullo a su Casa de Estudios.

El Global Teacher Prize Chile, es la versión nacional del Global Teacher Prize Internacional, considerado “Nobel” de la enseñanza; un reconocimiento de la Varkey Foundation, que desde 2014 busca relevar la profesión docente y celebrar a los mejores profesores del mundo. Más de 2.500 docentes de todo Chile fueron nominados este año.

Al respecto, el Decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, Rodrigo Vargas, y quien es profesor de Pedagogía en Educación Física, manifestó su alegría ante los logros alcanzados por la egresada Carolina Silva, llevando en alto el nombre de la UCM.

¿Qué ha significado para ti este gran reconocimiento?

El que me hayan nominado a esta 7°versión de los Global Teacher Prize, es una gran alegría y honor, que asumo con mucha responsabilidad, porque significa que hay personas que creen en nosotros, como agentes de cambio y ha sido muy gratificante. Nosotros como docentes muchas veces, estamos sobre la máquina atentos a atender muchas cosas a la vez y no nos damos espacios para reflexionar sobre la incidencia que estamos teniendo sobre nuestros alumnos, por ende, este gran reconocimiento me ha servido para ello. Detenerme y reflexionar sobre la tremenda labor que estamos haciendo, porque son nuestros estudiantes quienes nos están reconociendo, así que contenta, orgullosa y agradecida de todas las personas que creen y valoran mi amor y entrega por la docencia y ser una de las cinco finalistas de este certamen, no hace más que invitarme a seguir trabajando con mayor dedicación y compromiso, porque mis estudiantes lo valen y si llegamos a esta instancia es porque yo no estoy sola, somos un equipo, yo y mis valientes estudiantes, tan tremendo que estamos optando al máximo reconocimiento como es el “Nobel” de Educación año 2022.

¿Desde cuándo ejerces la Pedagogía Hospitalaria y por qué decidiste especializarte en esta modalidad educativa?

Yo inicié mi caminar junto a la pedagogía hospitalaria siendo aún una alumna de pregrado de 3° año de la carrera de Educación Física, un acto de solidaridad me hizo acompañar a urgencia a una amiga que se había doblado su pie, de camino me habló que había escuchado que existía una escuela para niños quemados dentro del hospital, así que mientras la esperaba, fui por la escuelita y cuando la vi, y vi a sus niños/as fue como un amor a primera vista, así que sin dudarlo ese mismo día me ofrecí como voluntaria e instauramos un taller de Psicomotricidad, año 2006.

Tres años alcancé a estar en la escuelita hospitalaria Carlos Trupp de Talca, posteriormente, el año 2010 me radico en Santiago y en mi amor por este contexto educativo, busqué y de camino a casa, estaba la escuela hospitalaria Corpameg, perteneciente al hospital Exequiel González Cortés, seguí mi senda, junto a nuevos niños, niñas y jóvenes pertenecientes a diferentes servicios médicos del hospital; y es la escuelita de la cual, aún sigo siendo parte, consolidando un caminar de casi 16 años de mi vida, junto a este amado y especial contexto educativo conformado por estudiantes (niños, niñas, adolescentes y jóvenes) dignos de admiración, llamado Pedagogía Hospitalaria, un tanto diferente y puede que complejo, pero el nivel de complejidad es directamente proporcional con el nivel de gratificación que uno recibe, cuando ves que, poco a poco, se va avanzando, ver cómo pese a su situación de enfermedad logra a través del juego y la actividad física conectarse consigo mismo otra vez y avanzar en sus procesos de rehabilitación y normalización de vida, te impulsa a seguir ahí, contribuyendo a su bienestar, calidad de vida y reinserción satisfactoria.

¿Qué ha significado para ti ser profesora de Pedagogía en Educación Física de la UCM?

Siempre he creído que el Educador Físico de la UCM tiene un sello distintivo, enmarcado en la calidad profesional y humana de su perfil. Yo  personalmente, tuve la oportunidad de formarme con profesionales de muy alto nivel técnico y curricular en sus respectivas disciplinas, agradezco la orientación que la malla curricular presenta en torno al abordaje de la diversidad, por ese entonces estaba la profesora Ana María en Voleibol con las mujeres, y siempre la recuerdo porque nos enseñó hacer balones acolchados y fueron los balones con los que yo pude abordar el proceso de aprendizaje de uno de mis primeros estudiantes en la escuelita hospitalaria, pues el padecía una patología conocida como “Piel de cristal” y gracias al trabajo de ella, pude atender la necesidad de este pequeño y sacar todo su potencial y permitirle disfrutar de sus clases de Voleibol, algo tal vez impensado para él, su familia, equipo médico y profesores, fue un hito importante la integración de estos balones a nuestra clase, porque permitía verdadera inclusión.

Junto a esta docente, recuerdo haber estado al unísono, abordando con el profesor Franklin, un ramo llamado Material didáctico que también fue muy útil, la cátedra de didáctica, evaluación, el nivel de exigencia y abordaje de asignaturas como Biología y fisiología aplicada al deporte, me facilitó entender la parte médica vinculada a mi contexto de trabajo, cátedras como Psicología, Educación diferencial, ética profesional, la progresión y metodología con la que abordan la enseñanza de cada disciplina deportiva, la posibilidad de tener la posibilidad de ejecutar diversas prácticas tempranas en diferentes escuelas, me hacen hoy analizar todo y valorar que todo este conjunto, es lo que le da un sello integral a nuestro perfil docente. Fue esta formación inicial docente que recibí en mi casa de estudios, la que me entregó las herramientas pedagógicas necesarias y adecuadas para asumir y abordar el tremendo desafío que implicada ser pionera en cuanto al abordaje e implementación de la Educación Física en un contexto tan desconocido y singular como lo es la Pedagogía Hospitalaria, por lo que me siento orgullosa y agradecida, de ser parte del Físico de la UCM.

¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes que se interesan en esta importante labor?

Para mí la labor docente es una de las más sublimes que puede existir, la educación es la base de todo, porque nos permite forjar sueños y esperanza de vida. Así como un médico, a través de una intervención quirúrgica, puede cambiar la vida de alguien y su núcleo familiar, nosotros como pedagogos también podemos transformar la vida de una persona y su familia, así de relevante es nuestra misión y más aún en contextos educativos no tradicionales como lo es la Pedagogía en contexto de encierro, por ejemplo, donde asignaturas como Educación Física, Artes y Música, cumplen un rol transformador, le permite a cada niño, niña, adolescente, joven y adulto, explorar sus potencialidades y volver a creer en él o ella misma.

Yo como docente de Educación Física, inserta en Pedagogía Hospitalaria, cada vez que llegó a la sala de clases a buscar a mis estudiantes, y veo la alegría y ganas con la que me reciben, la energía que ponen en cada uno de los juegos que abordamos, el cómo de a poco van confiando, y se atreven a hacer cosas nuevas y muestran su felicidad tras haber logrado lo que se habían propuesto, y que te digan con una sonrisa ¡Gracias, profe! Es una de las cosas más maravillosas y gratificantes de vivir en la vida, y es cuando me digo: “Tenías razón, hiciste bien en escuchar tu corazón y jugártela por la pedagogía”, pues miro mi vida y a lo que me dedico, y soy feliz.

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