“Don Carlos no solo encontró soluciones, sino que, además, cuando no las había, dio esperanza” - Universidad Católica del Maule
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“Don Carlos no solo encontró soluciones, sino que, además, cuando no las había, dio esperanza”

“Don Carlos no solo encontró soluciones, sino que, además, cuando no las había, dio esperanza”
28 Sep 2020

En entrevista el Dr. Patricio Gatica Mandiola, Secretario General de la Universidad Católica del Maule, repasa la figura y legado de Monseñor Carlos González Cruchaga, fundador de nuestra Institución en el mes en que se recuerda su fallecimiento hace ya doce años.

Usted compartió con Monseñor Carlos González en diferentes etapas de su vida, como estudiante, profesional y directivo en la UCM ¿Cómo recuerda la figura de Don Carlos?

Recuerdo a don Carlos como un hombre consecuente, tremendamente comprometido con su Iglesia, con su pueblo, pero sobre todo con los más necesitados. Un hombre de bien, un hombre que siempre puso las cosas en su debido lugar. Las conversaciones con él, eran muy francas, donde siempre surgía el consejo del Pastor.  Como miembro de esta Institución me tocó vivir momentos difíciles junto a él, como fue la orden de cierre de la Sede Maule de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ante esta situación fue él quien tomó la bandera de lucha y lideró este proceso con el apoyo del obispo de Temuco y Concepción de esa época, y autoridades de la región y de la comunidad universitaria. Se golpearon todas las puertas, incluso la de la Santa Sede, para cambiar la decisión, cosa que finalmente se logró y producto de aquello nació la Universidad Católica del Maule, como organismo dependiente del Obispado de Talca, para formar profesionales, imbuidos de un auténtico espíritu cristiano al servicio de la sociedad siendo Don Carlos su primer Gran Canciller.

Otro reconocimiento abierto de la sociedad chilena a Monseñor Carlos González Cruchaga fue su valiente labor en defensa de los derechos humanos ¿Qué puede comentarnos al respecto y qué opina sobre la necesidad de justicia que se mantiene pendiente en algunos casos en nuestro país?

A si fue, todos reconocen su trabajo valiente y decidido por la defensa de los derechos humanos. Basta recordar a Políticos de distintas ideas cuando se refieren sobre este tema en particular y señalan que Don Carlos en circunstancias difíciles para Chile, en todo momento tuvo una disposición que de verdad ayudó. Don Carlos no solo encontró soluciones, sino que, además, cuando no las había, dio esperanza. Quienes lo conocieron en este plano sostienen que fue un hombre que se entregó por entero. En esos momentos en que se cerraban todas las puertas fue la puerta de la Iglesia, y en particular de algunos obispos y sacerdotes, la que permaneció abierta (Ex Senador de la República D. Adolfo Zaldívar). El Ex Senador de la República Don Jaime Gazmuri señaló que los treinta años de su episcopado son los más turbulentos de la historia republicana. Como Obispo, fue testigo de las transformaciones sociales llevadas a cabo por los Gobiernos de los Presidentes Frei Montalva y Allende, del derrumbe de la democracia, del largo período de dictadura y de los primeros años de la transición a la democracia. Le correspondió asumir la Presidencia de la Conferencia Episcopal entre 1988 y 1992, años decisivos en que todos los chilenos logramos avanzar pacíficamente hacia ese último objetivo. En aquella época, su aporte a la defensa de los derechos humanos fue determinante, junto al de otros grandes obispos de la Iglesia Católica chilena: Silva Henríquez, Ariztía, Camus, Santos, y tantos más. Agrega que fue en numerosas ocasiones controvertido y blanco de polémicas, e incluso, de ataques aleves, pero su intervención en los asuntos de la sociedad siempre tuvo lugar a partir de su vocación de hombre de fe, de sacerdote y de pastor. El Senador de la República Sr. Juan Antonio Coloma destaca su denodada y reconocida lucha porque en nuestro país se respetarán los derechos humanos. Fue una de las caras más visibles de la Iglesia en esa labor, al punto de haber sido quien promovió la primera experiencia pastoral vinculada a ese ámbito. Pero esa lucha, siempre franca, siempre frontal, siempre decidida y en la que nunca claudicó, jamás lo llevó a la odiosidad o siquiera al rencor que corroe el alma y solo empequeñece a quien lo alberga. Don Carlos nunca odió a nadie. En su alma no había espacio para ello. Para él, probablemente hasta el peor de los males limita en el perdón, aquel perdón que solo nace del amor y de la fe.

Estos comentarios que fueron hechos en el Congreso Nacional en un Homenaje a la memoria de Monseñor, reflejan fielmente que este fue un luchador apasionado de los Derechos Humano, lucha que dio con mucha valentía, fuerza y respeto.

Personas que conocieron a Monseñor Carlos González destacan su capacidad de adelantarse a los tiempos y su amplia mirada de futuro.

Sin lugar a dudas que Don Carlos se adelantó a los tiempos y fue muy visionario. El luchó por la libertad de los hermanos católicos y no católicos, o pertenecientes a cualquier corriente política, también contra la precaria condición económica y social que se observaba en esta región cuando él llegó como Obispo. Uno de los déficits importantes entre otros que presentaba la región en ese entonces era la falta de preparación de la población debido a la desigual en la distribución de las oportunidades educacionales. Él observó la falta de posibilidades de educación que tenían nuestros jóvenes, lo que no les permitía desarrollarse y que solo los que podían debían emigrar para hacerlo. Es por ello que batalló por impulsar la creación de instituciones para la formación de profesionales con espíritu cristiano en procura de mejorar la calidad de vida de los habitantes del Maule. Es así como fue un actor importante de la llegada de la Sede de la Pontificia Universidad Católica a la región. Creó el Centro Regional de Asistencia Técnica (CRATE), el Centro de Formación San Agustín, la Universidad Católica del Maule y otros tantos Centros, Escuelas, Colegios y Liceos que hoy siguen creciendo y formando especialmente a la población más vulnerable. Él siempre estuvo preocupado por los más pobres y los campesinos y señalaba en ese entonces que sin justicia ni equidad no habría jamás caridad ni solidaridad, y que la primera tarea de un cristiano es amar a todos porque somos hermanos y no por pensar igual. Don Carlos fue un Pastor para los tiempos nuevos, su mensaje hoy está plenamente vigente. Tal vez sería importante retomar sus escritos ya que pienso serían una guía muy útil para enfrentar de mejor forma los tiempos que estamos viviendo y están por venir como es el repensar nuestro país.

¿Cómo evalúa el sello de servicio de la UCM durante sus 29 años formando profesionales para el país?

Desde su creación esta Universidad ha buscado formar profesionales integrales, promoviendo el espíritu de servicio como factor diferenciador en su formación e imbuidos de un auténtico espíritu cristiano al servicio de la sociedad. Esto ha sido siempre destacado en los distintos lugares donde ellos han llegado a ejercer su profesión.

¿Hay algún aspecto que nos falte potenciar aún más como institución, que responda al legado que nos dejó Monseñor Carlos González?

Pienso que Don Carlos nos solicitaría potenciar como institución, lo que se ha venido planteando durante mucho tiempo que es el orientar esfuerzos en la consecución de una auténtica comunidad universitaria, animada por el espíritu de Cristo. La fuente de esta unidad deberá emanar de la “común consagración a la verdad, de la idéntica visión de la dignidad humana y, en último análisis, de la persona y el mensaje de Cristo que da a la institución su carácter distintivo”. (Ex corde ecclesiae, n.21).

Esta comunidad debería impulsar a crear un ambiente impregnado de fraternidad, de comunión, de transparencia, de mutuo respeto, aceptación y colaboración que nos lleve a colaborar y participar en la consecución de objetivos comunes teniendo siempre presente el desarrollo de la institución y su misionalidad y no el privilegiar el interés particular sobre las necesidades de la Universidad, la Iglesia y la sociedad.

El padre Galo aseveró que la vida de don Carlos González estuvo marcada por la presencia de Dios, él fue el que impulsó este proyecto, que es un proyecto de Dios, ahora somos nosotros como comunidad (Estudiantes, administrativos y académicos), los que deberemos con espíritu cristiano enfrentar los próximos desafíos en la que nuestra institución se verá involucrada.

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