“Dejo atrás muchas cosas preciosas”
Manuel Norambuena, quien actualmente trabaja en el Sistema de Biblioteca, tras trabajar por más de 30 años en la UCM se acogió a retiro voluntario.
Emocionado, pero tranquilo con su decisión está actualmente Manuel Norambuena, quien en estos días está dejando atrás más de tres décadas de trabajo en la Universidad Católica del Maule, para poder entregarle más tiempo a su familia.
Tener tiempo para realizar cosas cotidianas como salir a caminar, disfrutar de la naturaleza, ir de shopping con su señora o visitar a sus hijas, son su nueva motivación, considerando que don Manuel comenzó a trabajar desde muy joven y ya con “con la pega lista”, con sus “niñas” profesionales egresadas de la UCM y trabajando, es el momento de hacer una pausa y darse el tiempo para disfrutar y descansar, aunque sabe que desde el primero de marzo estará extrañando a sus compañeros de trabajo y el atender a los estudiantes.
“Realmente es emocionante para mí el hecho de haberme acogido a retiro, porque dejo atrás muchas cosas preciosas: la biblioteca, la jefatura, mis colegas y pares. Entonces es tan importante para mí este paso, porque también estoy postergando en cierto modo a mi familia y quiero dedicarle mucho más tiempo”, comenzó reflexionando Manuel Norambuena.
“Mi historia es bien entretenida –continuó-, a mí siempre me gustó el material de construcción, trabajé con mi papá en eso, e ingresé a Dimacen, estuve 8 años como vendedor ahí y disfruté mucho el trabajo, hasta que me ofrecieron ir a la universidad y sin dudarlo me vine, para mí fue muy importante esa decisión”.
Luego Manuel se explayó. “Acá a la universidad están todos mis logros, tengo tres hijas preciosas y a mi esposa que ha sido un pilar fundamental en mi vida. Me emociona, porque ellas (sus hijas) pasaron por esta casa de estudio (educación diferencial, psicología y enfermería), actualmente están trabajando y estoy muy feliz con ellas”.
Por eso, ahora es el momento de dar un paso al costado, dice estar tranquilo ya que la decisión fue tomada en forma “muy tranquila, meditada y aparte que me han incentivado mis hijas y señora a hacerlo”.
Y es que son más de 3 décadas con nosotros, ya que ingresó a trabajar en 1991, mismo año que la Universidad paso de ser sede de la Pontificia Universidad Católica a ser autónoma y llamarse Universidad Católica del Maule.
“Gracias a la universidad estoy donde estoy”, refuerza comentando que en todos estos años ha compartido con personas que han sido claves en su crecimiento. Hilda Vera y Jaime Albornoz de Biblioteca, y antes de su paso por administración, recuerda con especial cariño a Mercedes Sepúlveda “me ayudó mucho me incentivó a superarme a mejorar”, junto con William Reyes.
“Siempre me han tocado trabajos de atención al público y eso me ha gustado, me agradaba el estar cerca de los alumnos, para uno son como los hijos”, recalca luego enumerando lo que extrañará próximamente.
Obviamente en ese listado de agradecimientos, no pueden quedar ausentes sus compañeros de trabajo del SIBIB, con los que tanto compartió. “Yo creo que esa es la parte más más simpática, echar de menos a los propios compañeros, tenemos un muy buen equipo con mis colegas y las personas nuevas que han llegado son fabulosas, muy buenas compañeras y son muy profesionales lo que hacen”.
También Manuel tuvo palabras para los estudiantes con los que convivió todos los días. “Nos motivamos por ellos, nos preocupamos de adornarles la Biblioteca, para ellos se sientan acogidos como en su casa. Es tan importante para nosotros que ellos trabajen, estudien, se sientan cómodos con nosotros y por ello nosotros siempre estamos prestos a servirles en cualquier requerimiento necesiten”, dijo.
Para finalizar, quien se acoge a retiro voluntarios dejó una reflexión. “La UCM es parte de mi vida. Gracias a la Universidad y a mi señora que me motivó mucho, logré todo lo que he conseguido. Salgo de acá porque ella necesita compartir más conmigo, pero para mí la universidad es una familia espectacular”.