Confluencia en Humanidades, Artes y Ciencias Sociales: cambiando los términos del debate
Dr. Juan Pablo Paredes, investigador del Centro de Estudios Urbano Territoriales (CEUT) y académico de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule en Curicó.
En agosto visitó la región la investigadora mexicana Guadalupe Valencia, para cerrar la primera etapa del Proyecto Confluencia-UCM, parte de los proyectos Conocimiento 2030 en Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (HACS), financiado por ANID-Chile.
Proyectos relevantes, puesto que, con injusta razón, las HACS se han ganado una mala fama, acusándolas de ideológicas e irrelevantes. Como ejemplo, las recientes declaraciones de un afamado economista que recomendó el cese del financiamiento de estudios de postgrado para humanidades, para llevarlo a disciplinas más productivas.
Tal mirada productivista propone siempre las mismas preguntas a las HACS: ¿Cuál es su utilidad? ¿Para qué sirven?
La etimología de útil deriva del verbo latino utor, que significa “usar”, y también se deriva “usuario”. Entonces, la utilidad supone centrarse en su uso para acciones concretas y medibles, así como en la definición de un usuario. Esto significaría que nuestros estudiantes son usuarios/consumidores de un servicio educativo equivalente a cualquier otro.
Es una lógica mercantil cuyo objetivo no es desarrollar la capacidad de reflexión e innovación de una ciudadanía activa, sino ofrecer un servicio medible a consumidores que deben transformarse en capital humano que contribuya al PIB del país.
Y ¿para qué sirven? Servir deriva del latín servire y produce sirvientes. Sin embargo, la base de la educación moderna es la emancipación de las personas y los estudiantes son entes libres que no deben servir al mercado, sino aportar como ciudadanos democráticos.
Aunque estemos en sociedades mercantilizadas, las HACS no deben evaluarse por su mera utilidad ni servidumbre. Entonces, la pregunta se desplaza hacia su contribución a una sociedad democrática, donde prima una ciudadanía reflexiva y comprometida con el bien común y la convivencia.
A partir del Proyecto Confluencia-UCM podemos reconocer aportes a tales fines, tanto a escala de la ciudadanía como de la persona y su bienestar.
En relación a la promoción de la ciudadanía, en el proceso constitucional 2023, las escuelas de Filosofía y Sociología (Talca); como las de Trabajo Social y Administración Pública (Curicó); implementaron espacios y mecanismo de participación ciudadana. Además, sus comunidades académicas alentaron el debate público, regional y nacional, en torno al valor de la ciudadanía y la democracia. Pero no se detiene ahí, la Escuela de Filosofía tiene un programa de postgrado de Ética y Formación Ciudadana, y la Facultad de Ciencias Sociales acaba de abrir un Doctorado que trabaja estos temas, formando profesionales de avanzada en estas problemáticas.
En relación al fomento del bienestar social, En Talca y Curicó, las Escuelas de Psicología y Trabajo Social, tienen un destacado trabajo tanto por el Centro de Atención Psicológica Integral, como por el Centro de Estudios y Desarrollo Regional. Ambos centros ejecutan programas y acciones en beneficio de la población en salud mental, intervención familiar y comunitaria, como en convivencia social. Además, la escuela de Psicología cuenta con posgrados que aportan a la formación de profesionales para fomentar el bienestar personal, familiar y comunitario.
Finalmente, un comentario personal. El aporte fundamental de las HACS es introducir humildad en la producción de conocimientos y su aplicación. En el momento en que tecnólogos, tecnócratas y mercaderes, avanzan sin considerar los contra-efectos negativos de sus acciones; las HACS actúan como modos de consciencia social, al incorporar temas éticos al debate, aportando la sana humildad que todo conocimiento humano necesita para proponer límites a sus aplicaciones sobre el mundo.
Tal comentario podría ser suficiente para valorar el aporte de las HACS, pero no es así. Esperemos que el proyecto Confluencia-UCM permita iniciar un debate público necesario en nuestro ecosistema regional, modificando las preguntas y proponiendo otras miradas.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.