Felipe Franzani Feltes, programa PACE del Centro de Apoyo al Aprendizaje de la Universidad Católica del Maule.

Como planeta necesitamos gente dispuesta a sudar para construir, que devuelva la mano y que comprenda que todo derecho viene acompañado implícitamente de una responsabilidad hacia los otros, y por sobre todo, que el hecho de asumir un deber con responsabilidad no representa necesariamente una carga sino una oportunidad para crecer. No necesitamos una sociedad de niños hedonistas y narcisistas, sino una que esté conformada por ciudadanos maduros, realizados y valientes que contribuyan a crear un mundo mejor.

Sin embargo, no se trata de asumir responsabilidades de mala gana porque otros te forzaron u obligaron. Cualquier compromiso debe basarse en una motivación real, inherente a la esencia de cada persona, por seguir el camino escogido, a partir de aquello que te apasiona y que te permite destacar entre la multitud.

El papel primordial es la vocación, el motor que mueve al ser. ¿Cómo encontrarla? Buscando, buscando y buscando. Incansablemente. Explorando, probando, leyendo, conociendo, hablando con la gente, tomando talleres de distintas temáticas, por dar unos ejemplos. Observa cómo responde tu cuerpo con lo que te gusta, cómo tu corazón se acelera y la respiración se agita, cómo te quedas sin aire cada vez que te encuentras con aquello que amas. Es como la sensación que se tiene después de haber corrido en una carrera. No basta con solamente pensar qué te gusta, necesita estar encarnado, necesita hacerte vibrar.

Nunca antes en la historia de nuestro país tuvieron nuestros jóvenes tantas oportunidades para desarrollarse. La gratuidad en la educación superior era algo impensado hace un par de años, pero ahora un gran porcentaje de jóvenes, que quizás no habrían tenido acceso de otra forma, estudian con este beneficio, obteniendo muy buenos resultados. Programas como el PACE han facilitado no solo el ingreso al asistir a estudiantes de tercero y cuarto medio en temas de orientación vocacional, desarrollo de habilidades y en instalar como una posibilidad real el hecho de estudiar una carrera profesional, sino también la permanencia y el éxito de los alumnos mediante el apoyo constante y acompañamiento durante el primer año de carrera.

En resumen, la educación universitaria no debe ser entendida solamente como un medio para alcanzar status y estabilidad material, sino como una oportunidad para desarrollarse en todos los aspectos: cultural, intelectual, espiritual, etc. Una oportunidad para aprovechar y potenciar los talentos presentes en nuestros hijos.

¿Queremos que sean personas felices y capaces? Pues no existe nada más poderoso y satisfactorio que una persona que ha aprendido a pensar por sí misma. Ellas son las que hacen avanzar a la humanidad y las que dejan una marca cuando se van.

Por eso es que necesitamos cuidar de los derechos que hemos ganado con las batallas sociales. Necesitamos darles un buen uso y demostrar que, a través de estos, seguimos comprometidos con la construcción incansable de una mejor sociedad y un mejor país.

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.