Dr. Eugenio Saavedra Guajardo, académico de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica del Maule.

Hablar de resiliencia, es ponerle nombre a aquellos sucesos o fenómenos que han ocurrido desde siempre, pero hoy se les considera parte de la realidad humana, como algo posible y no necesariamente producto del azar.

Se trata de personas que, contra todo pronóstico, salen adelante, venciendo la adversidad y alcanzando una vida plena con optimismo.

El optimismo es un “filtro” cognitivo que nos hace mirar la realidad con ánimo positivo y generar conductas proactivas. Nos empuja hacia adelante y hace que la adaptación sea viable. De alguna manera nos ha acompañado desde siempre.

Una persona optimista siempre tiene proyectos, metas a lograr. La persona optimista enfrenta la adversidad con creatividad, es constructiva y enfrenta el problema con mayor relajación.

Algunos estudios han demostrado que la persona optimista reduce el riesgo de padecer procesos cancerígenos, infartos al miocardio y aumenta la eficacia del sistema inmunológico. Se trata de creer en las capacidades humanas, en la capacidad de amar de las personas, en la capacidad de construir a partir de los aspectos positivos de la persona.

La respuesta resiliente se construye a partir de la adversidad. Está claro que nadie desea que aparezca la adversidad…ésta simplemente ocurre. Será parte de la vida que nos toca vivir. Pero cuidado con caer en el conformismo o en naturalizar los obstáculos, creando inmovilismo en la persona.

Frente a la adversidad debemos luchar y realizar los cambios que sean necesarios y en todos los niveles (individual, familiar, comunitario, social). No debemos conformarnos con el cambio individual (que ya es positivo), muchas veces deberemos buscar el cambio social.

Para Stefan Vanistendael, dar sentido y significado a la adversidad, es la base de la respuesta resiliente. Encontrar el sentido al sufrimiento y al dolor, permite generar un camino de comprensión para nuestra vida.

Hay que pasar de la pregunta ¿Por qué?… ¿por qué me sucede esto? ¿por qué a nosotros? a la pregunta ¿para qué?… ¿para qué me sucede esto?

Dar sentido a la adversidad, permite trazar un camino de futuro, un aprendizaje desde lo vivido, hacia la transformación.

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.