Columna de opinión: Navidad con un cambio hacia la austeridad económica y riqueza afectiva - Universidad Católica del Maule
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Columna de opinión: Navidad con un cambio hacia la austeridad económica y riqueza afectiva

Columna de opinión: Navidad con un cambio hacia la austeridad económica y riqueza afectiva
18 Dic 2019

Dra. Sandra Castro Berna, académica Escuela Educación Parvularia, Universidad Católica del Maule.

Este año será una Navidad distinta a las anteriores, es lo que se comenta, se han levantado campañas de austeridad. Se pide que no compremos en exceso, que dejemos de lado el gasto económico y privilegiemos las actividades familiares.

Cada Navidad el mercado nos ofrece gran cantidad y variedad de juguetes, a buen precio y otros de muy alto costo. Pero depende de las familias la elección, saber elegir bien lo que nuestros hijos necesitan, no solo para divertirse, sino también para que cada regalo cumpla una función más importante, como el aprender. Esa sería la mejor decisión, una sabía elección.

Nuestros pequeños y pequeñas, más que un costoso juguete, nos demandan la posibilidad de tener la compañía de su familia, compartir, jugar en conjunto, ser parte de actividades que le reporten experiencias afectivas, que les permitan interactuar con otro, aprender y divertirse en conjunto. Es decir, a través del juego experimentar de afecto.

Esta Navidad, puede ser un ejemplo de una instancia de compartir y vivir un momento de unión familiar, los adultos somos modelos, no nos excusemos de lo poco que podamos ofrecer a nuestros seres queridos, centrémonos en el sentido de la Navidad, la época del año que destaca por la alegría y la felicidad de estar juntos y de comunicar el cariño y amor que nos tenemos como familia.

Los niños y niñas, a su corta edad, creen que es fácil conseguir todo lo que quieren, conducta que, si no la manejamos al interior de nuestros hogares, fomentaremos el consumismo. Pero es posible poner en práctica algunas medidas que nos ayuden a cambiar esta forma de ver la Navidad. Lo importante es ser un modelo de referencia para ellos, educar en esta celebración en forma directa hacia un momento de vida familiar y no indirectamente a tener más y más regalos, que podrían empañar el verdadero sentido.

Apostemos este año por algo deferente y que nos reporte ganancia en los vínculos afectivos con nuestros hijos e hijas. No elijamos juguetes que coarten la creatividad, más bien propiciemos que aprendan a vivir con menos recursos y a aprovechar más lo que ya tienen. Mostrémosles a que no solo recibir juguetes durante esta celebración les permitirá experimentar el jugar, sino que sean capaces de jugar y compartir momentos y no intercambio de regalos.

Tratemos que enseñarles a no ser caprichosos (que tienen de todo y no entienden por qué o para qué), los caprichos satisfechos no hacen niños más felices, mejor permitamos que sientan ilusión, que se sorprendan y manejen la desilusión. Eduquemos, enseñándolos a valorar lo más importante, que es estar juntos, en familia, disfrutando del tiempo compartido.

Los insto a propiciar la generosidad y sobriedad, a realizar actividades que puedan divertir a los niños y familiares, con actividades como decorar la casa, el árbol navideño, entre tantas otras opciones. Recordemos que a los niños y niñas no solamente se les educa para el hoy, sino para la vida.

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

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