Columna de opinión: Monóxido de Carbono e implicancias en la salud
Mariana Herrera Escobar, académica del Departamento de Enfermería de la Universidad Católica del Maule.
En las últimas semanas, hemos conocido noticias respecto a accidentes y muertes a causa del llamado enemigo silencioso: el monóxido de carbono. Las características de este gas son lo que lo hace muy peligroso: no tiene color, no tiene olor. Y más aún, “convive” muy cerca de las personas, todo el tiempo. El riesgo de exposición de las personas es alto, pero tomando sencillas precauciones lo podemos evitar.
El monóxido de carbono se produce por la combustión incompleta de material orgánico (cuando hay llama o calor, pero quema mal o en condiciones de poca ventilación) en presencia deficitaria de oxígeno, siendo las principales fuentes productoras de este contaminante los vehículos motorizados que requieren gasolina o diésel, los procesos industriales, algunos procesos químicos y los incendios entre otros.
Por otro lado, con el uso de distintos sistemas de calefacción dentro de los hogares como chimeneas, braseros, estufas a parafina o calefón dentro del baño sin conducto para evacuar los gases de la combustión al exterior, etc., este gas se ha trasformado en un factor de riesgo importante en intoxicación intradomiciliaria particularmente en los meses de otoño e invierno.
Sobre cómo actúa el monóxido de carbono, en primer lugar, debemos mencionar a una proteína fundamental para la oxigenación de nuestro cuerpo: la hemoglobina. Ella está encargada de transportar oxígeno desde los pulmones, a todos los tejidos del organismo. Cuando las personas inhalan monóxido de carbono, este “compite” con el oxígeno para unirse a la hemoglobina ocupando su lugar, lo que dificulta la oxigenación hacia los tejidos del cuerpo y en especial a los órganos vitales: cerebro y corazón, desencadenando una serie de signos y síntomas. También existe evidencia respecto a que el monóxido de carbono impide una adecuada utilización del oxígeno en los tejidos agravando más el cuadro.
Por otro lado, este gas nocivo tendría efectos sobre la estructura y funcionamiento de neuronas además de potenciar el aumento de los radicales libres en el organismo.
La intoxicación aguda por monóxido de carbono es una urgencia médica que debe ser atendida rápidamente ya que puede tener consecuencias graves e incluso fatales, y se puede reconocer por la presencia de dolor de cabeza, debilidad, mareos, náuseas, sensación de falta de aire, visión borrosa, vómitos, dolor de pecho, confusión, desorientación, irritabilidad, deterioro del juicio, convulsiones y pérdida de conciencia.
Ante la sospecha de intoxicación por monóxido de carbono, se debe ventilar el lugar contaminado y dirigirse a un centro asistencial rápidamente. Su tratamiento médico es con oxígeno al 100 % y terapia de oxigeno hiperbárico (sólo disponible en algunos centros hospitalarios de nuestro país).
Para prevenir esta problemática, se recomienda mantener ventilación adecuada en el hogar cuando utilizamos sistema de calefacción como calefones, estufas (a gas, parafina), braseros o chimeneas u otros elementos como parrillas de carbón o cocinas (a leña o gas); revisar los caños de cocinas y calefones asegurándose que estén bien instalados y no tengan obstrucciones; realizar las mantenciones necesarias para que los artefactos funcionen correctamente; instalar detectores de monóxido de carbono; y cuando se trabaje con solventes como removedores de pintura y barniz, estos se deben utilizar en el exterior o espacios con muy buena ventilación ya que se pueden descomponer (metabolizar) y generar monóxido de carbono.