Columna de opinión: Lactancia materna y alimentación complementaria
Katterine Kandalaf L. académica de la Escuela de Enfermería, Universidad Católica del Maule.
La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva, es decir, sin otros alimentos como agua o jugos, hasta los seis meses de edad. La lactancia materna complementada con otros alimentos debe ser mínimo hasta los dos años o hasta que la madre y el niño así lo deseen.
El objetivo de la alimentación complementaria es que los bebés vayan conociendo nuevos alimentos, ya que la nutrición principal la realiza la leche materna por varios meses y años más.
Cerca de los seis meses los bebés ya pueden comenzar a comer algunos alimentos complementarios a la leche materna, debido que su cuerpo está más desarrollado. Cada lactante tiene su propio ritmo, unos estarán listos un poco antes y otros, un poco después. Probar nuevos alimentos es una gran aventura además de un importante aprendizaje. El apetito es variable en cada niño, hay días en que comerá más y otros menos, lo importante es el incremento de peso y talla, lo que será evaluado en los controles de salud.
Recomendaciones para los padres
¿Cómo darle los alimentos? Los lactantes desde los seis meses pueden comer papillas y purés. Elegir cortes de carnes (vacuno, pollo, pavo) sin grasa y las verduras frescas de la estación. Se recomienda usar tres verduras de diferente color en cada comida. Entre los ocho y los diez meses, la mayoría de los niños y niñas pueden consumir alimentos blandos con los dedos, como son pedazos de palta, manzana o pera rallada, zanahoria rallada, pedacitos de plátano o de verduras cocidas.
Ya a los 12 meses, pueden comer el mismo tipo de alimentos saludables que el resto de la familia, pero más molidos o picados. Evita los alimentos que puedan atorarlos (alimentos cuya forma o consistencia implica el riesgo de bloqueo de la tráquea, por ejemplo maní, nueces, uvas enteras, dulces y trozos de comida muy duros).
¿Cómo introducir los nuevos alimentos? En primer lugar, no se debe suprimir la lactancia materna, al contrario, siempre priorizarla, ya que la alimentación es un complemento a ésta durante el primer año de vida. El momento de la comida debe ser placentero y tranquilo tal como ha sido el amamantamiento, se debe comenzar poco a poco, dar a probar pequeñas cantidades y de un alimento cada vez. Los nuevos alimentos pueden ser rechazados la primera vez que se prueban, pero poco a poco le irán gustando más. Da lo mismo si partes por la fruta, por las verduras o por la carne, a medida que se vaya acostumbrando puedes comenzar a darle un poco de cada cosa (mezclados o no).
Para tener presente:
– No añadir azúcar ni sal a los alimentos. No dar comida chatarra, bebidas de fantasía, chocolates, té, ni café a tu guagua.
– Ofrecer una cantidad de alimentos saludables, aunque no los coma, esto ayuda a que el niño acepte una variedad de alimentos en el futuro.
– La alimentación debe ser un momento placentero, nunca se debe presionar a un niño a comer o utilizar retos o amenazas para que coma un poco más.
– No ver televisión mientras se alimenta al bebé, ni usar juguetes para distraerlo de la comida.
– La comida no es un premio (Si quieres regalonearlo hazlo con palabras de aliento, un panorama entretenido, la posibilidad de estar juntos, nunca con comida).
– La comida no es para calmar (Comer algo rico no quita la pena, solo distrae la atención, fomenta que el niño/a aprenda a comer con malos hábitos y no le ayuda a aprender a reconocer y manejar sus sentimientos y emociones.
– Lavar muy bien tus manos antes de preparar alimentos y de comerlos y usa utensilios limpios para preparar y servir los alimentos.
– No enfriar los alimentos soplándolos y probarlos con el mismo cubierto con que le das la comida, ya que se contaminan con tus microorganismos.
– No dejes comiendo solo tu hijo. La hora de la alimentación es un momento privilegiado para compartir en familia.