Columna de opinión: Día del Padre: la importancia de la figura paterna en la infancia
Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Universidad Católica del Maule.
El Día del Padre es celebrado engrandeciendo el amor por nuestros progenitores, por nuestros abuelos, padrastros o cuidadores. Los regaloneamos, les entregamos un presente o un regalo hecho en el colegio, donde se ve todo el cariño y esmero de un hijo, que utiliza toda su creatividad para sorprender a su papá. Sin duda, este día da la oportunidad de honrar y reconocer la labor de la paternidad y la influencia que ejercen en la vida de sus hijos(as).
Cada día nuestra sociedad manifiesta cambios, de igualdad y de responsabilidad. Hoy, podemos reconocer que los padres se involucran mucho más con sus hijos e hijas, en cuanto a la crianza, la educación y el cuidado, y en tareas compartidas igualitariamente con sus parejas. Padres que se han dado la “oportunidad” de hacerlo, de cumplir un rol más compartido y muchos a cargo de los niños(as).
El papel de un padre favorece muchas de las áreas de la educación infantil y el desarrollo afectivo y emocional de los bebés y niños(as). De esta manera se puede decir que es primordial mantener y reforzar el vínculo y la relación de respeto desde pequeños, no esperar a que sean grandes y “entiendan”. Los hijos(as) desde que nacen requieren, siempre, una figura paterna y lo que ello conlleva.
El Día del Padre, puede ser la ocasión perfecta para fortalecer la relación con sus hijos(as) y hacer algo especial, único y diferente; que les reporte alegría y felicidad. Es la ocasión que puede servir para averiguar otros intereses o cultivar los ya existentes.
Uno de los puntos claves en la relación padre-hijo(a) es el desarrollo de la personalidad de estos, permite el enriquecimiento en las relaciones con el resto en el futuro, también es el generador de herramientas para enfrentar y resolver los problemas, en general es un modelo para generar su propia identidad.
La relación del padre con el hijo aporta considerablemente en su identidad masculina, ya que lo ve como su Modelo de Referencia, con ello va definiendo, por ejemplo: su forma de ser, cómo va a actuar, definirá sus intereses, la manera de ver el mundo, y su identidad sexual.
En tanto, la relación del padre con la hija aporta también el modelo de lo masculino, lo suficiente y necesario para utilizar algunos aspectos masculinos que son útiles para ella en su actuar, por ejemplo, para establecer límites en la relación con otros(as), dándose a respetar con los demás, siendo clara en lo que quiere con los otros(as), siendo firme en su postura. Además, no debemos restar importancia a la relación que los hijos observan de sus padres (madre y padre) como patrón de referencia en su futura relación de pareja.
Tengamos presente que el niño(a) en los primeros años de vida idealiza la imagen del padre; es su superhéroe, es visto como la persona perfecta, quiere ser o hacer lo que él, lo ve capaz de hacer todo, es infalible, el mejor de todos los padres del mundo. El padre y su actuar es engrandecido por los ojos del hijo(a) que comienza a definir su personalidad.
Por ello es vital que la presencia y convivencia se de en lo cotidiano, de forma armónica, espontanea, con interacciones reales y honestas, usando el juego como intermediario para un sana y fructífera relación, no exagerando la autoridad, ya que, en un desarrollo sano, los niños necesitan límites, disciplina y hábitos siempre acompañados con amor y comprensión.