Columna de opinión: El derecho a la lectura literaria - Universidad Católica del Maule
Trigger

Columna de opinión: El derecho a la lectura literaria

Columna de opinión: El derecho a la lectura literaria
23 Abr 2018

Carolina Merino Risopatrón, académica de la Universidad Católica del Maule e integrante del Comité Plan de la Lectura Región del Maule.
El año pasado se lanzó el Plan Regional de la Lectura (2017-2022) para dar cumplimiento a la Política Nacional de la Lectura y el Libro (2015-2020). Si bien este documento orientador incluye entre sus líneas estratégicas el tema de los  Estudios, estos son escasos incluso a nivel nacional. A partir de la detección de esta necesidad, participé en una investigación sobre narrativas de lector que analizó 279 autobiografías lectoras escritas por ocho generaciones de estudiantes chilenos  de pedagogía, a lo largo de la última década.

Estas historias nos entregaron información sobre  libros, personas, momentos y lugares centrales en su formación como lectores. Atendimos a los momentos iniciales de la lectura en el contexto familiar y escolar para detectar dónde radica la motivación por esta práctica y qué obstáculos la desaniman.

En esta nueva celebración del Día Internacional del Libro y la Lectura, me parece pertinente compartir algunos de sus resultados. Uno de las más relevantes es el valor de la lectura compartida. El acto de leer, para y con otros, es, sin duda, una experiencia generosa e inolvidable que, en los primeros años, se vive en familia.

Así como se destaca el rol mediador de las figuras parentales, incluyendo a abuelos y tíos, sorprende constatar la escasa mención del profesor. La razón estaría en la obligatoriedad con que se vincula la lectura en este espacio.

Lo que desaparece con el ingreso a la escuela y la adquisición de la lectoescritura es el placer, pues los padres avalan  la imposición de la lectura. En este nuevo contexto se prescriben los textos, pero se dedica escaso tiempo a apropiarse de ellos, por lo tanto, no se genera la tan anhelada  afición.

Esta situación se hace más evidente en el paso a la enseñanza secundaria pues, en  esta etapa, serán los amigos quienes acercarán los nuevos títulos a los lectores adolescentes, no pocas veces seducidos por los mecanismos de enganche propios de la literatura comercial.

A pesar del planteamiento anterior, en ocasiones, la imposición de los libros se constituirá en el único camino de llegada a la literatura para quien tiene difícil acceso a este bien o no ha construido sus propios criterios de selección.

Sorprende la escasa mención de la biblioteca, escolar o municipal, hoy reconocida como el tercer eslabón en la tríada de la mediación lectora. Finalmente quisiéramos destacar uno de los principales argumentos relacionados con el gusto de leer: la identificación con los personajes de los libros. Esta razón,  que cobra especial fuerza en la adolescencia, puede correr el peligro de emplear la literatura con propósitos ideologizadores, toda vez que reproduzca estereotipos y patrones que deben seguirse sin cuestionamiento. La cara positiva del mismo mecanismo de enganche sería la posibilidad de vivir experiencias vicarias: “Sentí empatía por Tom el esclavo negro, me sentía como él porque mi piel era más oscura que la de mis compañeros”.

Dar la posibilidad de  “vivir más de una vida” a través de la literatura, “la representación de una historia que quizás pudo suceder”, en palabras de los estudiantes consultados, es un compromiso que involucra no solo a la familia, la escuela y la biblioteca sino a todo el país. Especialmente cuando se garantiza la lectura como un derecho social para todos los habitantes.

 

 

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

EnglishFrançaisDeutschहिन्दीPortuguêsEspañol