Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule.

A lo largo de la historia humana, se ha tenido evidencias de la trasmisión de hechos, ritos, costumbres y creencias de los antepasados a través de diversas estrategias como por intermedio de la pintura, el tallado en piedra, la narración o el modelaje de la herencia cultural a los niños(as) y jóvenes, relevando aquellas que se consideraban valiosas y pertinentes para la subsistencia de la cultura.

Es de suma importancia que la vida tradicional cultural de los pueblos o patrimonio cultural sean difundidos para que logren cobrar vigencia, ya que su vitalidad depende de la constancia de sus cultores. De aquí radica lo imperioso de la trasmisión y valoración de las manifestaciones culturales propias de cada comunidad, en la que cada persona es un continuador de la herencia cultural.

La tarea del adulto es aportar en la formación de los niños(as) para lograr que comprendan y aprecien las distintas formas de manifestaciones culturales, las diferentes personas e instituciones y sus aportes a la sociedad, creaciones de diferentes épocas y acontecimientos que han contribuido al desarrollo del ser humano y al crecimiento de una nación. A su vez, fomentar el cuidado y la protección de estos.

Es fundamental que desde pequeños se apropien de su cultura, que se sientan parte de ella, herederos y dueños de un patrimonio importante, único y trascendente, lo que contribuye significativamente a la formación de su identidad y autoestima.

La familia tiene la oportunidad de permitir que se involucren este fin de semana, mediante la visita a los diferentes edificios de la cuidad, que estarán dispuestos para recibirlos y trasmitirles el valor de su existencia y permanencia.