El camino hacia la autonomía profesional: Kinesiología UCM pone el tema sobre la mesa
El modelo de razonamiento clínico propio de la Escuela pone su mirada en el paciente y su contexto, algo que se complementa con el foco formativo en el estudiante como protagonista de su proceso. Ante los cambios históricos, surge la necesidad de avanzar hacia la autonomía profesional y generar conocimiento con un enfoque latinoamericano.
“Si enseñamos a los estudiantes de hoy como enseñamos ayer, les estamos robando el mañana”, con frase de John Dewey, filósofo, sicólogo y uno de los grandes exponentes de la educación; el académico de Kinesiología UCM Máximo Escobar, dio inicio a la discusión respecto a la necesidad de adaptar los procesos formativos de los profesionales de la salud, a la luz de los momentos históricos.
Lo hizo en el marco del Día del Kinesiólogo, evento de celebración y reflexión que convocó a egresados, estudiantes y profesionales y con quienes se mostró un recorrido por todos los ámbitos de desempeño del área.
“Un proceso de formación profesional debe mutar en la medida de las situaciones históricas que se van dando y es así como nuestros queridos estudiantes han visualizado cómo en nuestra escuela hemos virado de un paradigma centrado en el profesor a uno en el que el estudiante es protagonista de su formación”, expresó el académico de la Facultad de Ciencias de la Salud del plantel.
Escobar mostró tres grandes olas que ha vivido la educación sanitaria. La primera de ellas se dio a inicios del siglo XX y estaba en la enfermedad con una fuerte alianza entre la medicina y las ciencias básicas para resolver los problemas de salud que se estimaba un tema de expertos.
Posteriormente, a mediados de siglo, “la salud deja de ser un tema exclusivamente biomédico y la ciencia social interviene señalando que los determinantes sociales también debían ser considerados dentro del proceso de formación y que la mayor preocupación no era la enfermedad, sino cómo se podía dar atención en salud a toda la población”. De allí se desprende la implementación de la Atención Primaria de Salud y “la participación comunitaria, intersectorial y descentralizada empezó a emerger como una necesidad de enseñar en las escuelas de salud”.
La tercera ola, de acuerdo con lo explicado por Escobar, doctor en Educación, estaría dada por la exigencia de “competencias ligadas a resolver problemas reales en contextos locales y con responsabilidad social”, con una mirada transformadora de los propios sistemas de salud.
Sin embargo, los modelos que dejaron estas tres grandes olas cohabitan en la formación de hoy día, tales consecuencias determinan la existencia de tres tipos de profesionales particularmente en kinesiología: “aquellos que centran su actuación profesional de forma dependiente y que opera unidireccionalmente según prescripción estructural y conductual; aquellos que actúan con carácter colaborativo e interdisciplinario y ponen como centro la salud y los derechos del paciente; y aquellos que agregan un carácter crítico, autónomo, integral y cuya preocupación fundamental es el estudio de la expresión del movimiento con intencionalidad y sentido, lo cual involucra desempeñarse de forma autorregulada”, dijo.
La autonomía como meta
Respondiendo a esa evolución, explicó Escobar, se construye el Modelo Función/Disfunción del Movimiento Humano postulado por Hernán Maureira, académico de Kinesiología UCM y con el cual son formados los estudiantes de la Escuela. Este involucra un objeto de estudio propio: el movimiento que tiene sentido para una persona. Máximo Escobar añadió que “hemos desarrollado este modelo y lo hemos operacionalizado teniendo en cuenta la evolución de la educación sanitaria en el mundo y en el país”.
En ese sentido, el académico considera que la tercera ola “nos ve a los educadores sanitarios como una oportunidad para generar líderes de cambios en el sistema sanitario con una visión latinoamericana”, puesto que se viven problemas de salud y contextos sociales muy diferentes a los del primer mundo.
Para Escobar, “en América Latina el desafío formativo devela la urgente necesidad de avanzar hacia la autonomía profesional, con una base epistemológica propia para desarrollar el objeto de estudio. La comprensión pedagógica y estratégica de esta complejidad trae consigo la posibilidad de estar a la vanguardia sin minimizar costos, así mientras la universidad latinoamericana investigue y desarrolle innovación académica a partir de sus propios problemas, podrá cumplir con el propósito por el cual justifica su existencia”.
Con una episteme y un objeto de estudio propio, la autonomía profesional se vislumbra como el paso lógico a seguir. De hecho, en países como Brasil y Canadá los fisioterapeutas ya la poseen y son profesionales homólogos de primera consulta, mientras que, en Chile, la Kinesiología sigue rigiéndose por Reglamento 1.082 del año 1958.
Estrategias para enseñar a diagnosticar, formar profesionales con valores sociales y con atributos de liderazgo resultan fundamentales para responder a las necesidades actuales. “Nuestra escuela, con 48 años de historia, se ampara en la reflexión que permite el Modelo Función/Disfunción y entiende que el desafío central del cultivo de su objeto de estudio es algo que no puede renunciar a la generación de nuevo conocimiento y, el otro desafío, es la autonomía profesional y el primer contacto (primera consulta) con base en un proceso reflexivo que se deriva de la operacionalización de este nuevo modelo”, puntualizó Máximo Escobar.