Bioseguridad: un hito significativo en el camino hacia la Universidad compleja
En la I Jornada de Actualización del Comité Institucional de Bioseguridad de la UCM se discutieron las principales recomendaciones para resguardar la seguridad de quienes desarrollan la labor científica en los laboratorios y que involucra a estudiantes, investigadores y personal de apoyo técnico.
Un sinfín de cuidados son los que deben cumplir los científicos para resguardar la bioseguridad en la labor que desarrollan, tarea que implica disminuir al máximo los riesgos que generan elementos de diferente peligrosidad, como lo son materiales químicos y biológicos que pueden generar consecuencias negativas en la salud de las personas que se desempeñan en laboratorios, entre otros aspectos relevantes.
En este sentido, el Comité Institucional de Bioseguridad (CIB) de la Universidad Católica del Maule (UCM), desarrolló el viernes 18 de octubre la I Jornada de Actualización en la materia, donde participaron destacados actores en relación a la temática, investigadores, estudiantes y futuros científicos en formación.
Un aspecto que destacó en la jornada fue el hacer presente que Chile no cuenta con una Ley que regule la bioseguridad de la labor científica, tema que hoy opera desde las normativas del Instituto de Salud Pública 2013 (ISP), las directrices que da la Asociación Chilena de Seguridad y las recomendaciones y exigencias de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) que rigen para los científicos que son financiados por los fondos públicos destinados al desarrollo de la ciencia en Chile.
Al respecto, la Dra. Carolina Añazco Oyarzún, académica de Ciencias Preclínicas de la Facultad de Medicina y presidenta del CIB UCM, comentó que “En la UCM surge la necesidad de velar por el cumplimiento de las normativas de bioseguridad vigentes, contenidas en el Manual de Normas de Bioseguridad y Riesgos Asociados de FONDECYT-CONICYT, versión 2018, y en las normativas internacionales, entendiendo que la Bioseguridad comprende un conjunto de medidas y disposiciones las cuales tiene como principal objetivo la protección humana, animal, vegetal y ambiental”, expuso.
Los comités reguladores del ejercicio de la investigación se encargan de la protección de los participantes de la investigación (seres humanos y animales) y del equipo de investigación, explicó la Dra. Añazco. La fiscalización es resguardada por el actuar de tres organismos: 1) Comité de Ética Científica, 2) Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales de Laboratorio y 3) Comité Institucional de Bioseguridad. Los dos primeros son los encargados de proteger a los sujetos de estudio, es decir, seres humanos y animales, mientras que el Comité Institucional de Bioseguridad se preocupa de la protección de las personas y el equipo humano que trabaja en ciencia.
En la oportunidad, el rector UCM, Dr. Diego Durán, planteó la importancia del piso ético para abordar estos temas en las instituciones de educación superior en Chile, indicando que “La Bioseguridad a la larga tiene que ver con un tema ético, es una preocupación para nosotros por la persona que está en el laboratorio y el contexto en el cual se desarrolla, los estudiantes y el medioambiente, es una preocupación general sobre cómo se debe hacer una buena investigación científica, por eso la importancia de estas instancias que nos permiten crecer y avanzar en esto”, expuso.
Por su parte, la Dra. Karina Vilches, directora de Investigación de la UCM, destacó que “Es relevante profundizar en los reglamentos y quehaceres que tienen que ver con el trabajar en laboratorio. Cuidar a las personas para que la actividad investigativa no produzca daños en su salud y al mismo tiempo asegurar los resultados de investigación”, dijo.
Entre las tareas 2019-2020 del CIB UCM se encuentran el permanente levantamiento de información de la labor científica que se desarrolla, la realización de capacitaciones a todo el personal, establecimiento de estándares en biocontención y biocustodia, la confección del reglamento institucional en bioseguridad –que ya cuenta con parte de los protocolos redactados-, y el fortalecimiento de la relación con pares estratégicos expertos nacionales e internacionales en bioseguridad.
Seguridad en la ciencia
Dependiendo de los riesgos asociados a la labor científica es que existen diferentes niveles de seguridad que clasifican los laboratorios existentes en Chile, lo que compromete a los científicos y el personal que trabaja en dichos espacios a respetar diversas normativas, como por ejemplo, tener cuidado con los guantes que sean certificados para la manipulación de químicos, el respetar medidas extremas de higiene – adecuado lavado de manos después de cada tarea al estar en contacto con un riesgo biológico alto -, realizar un adecuado mantenimiento al equipamiento, entre otras.
“Como investigadores siempre estamos expuestos a peligros en la labor que desarrollamos, lo importante es disminuir al máximo los riesgos asociados”, expresó la experta nacional Valentina Seguel, responsable de calidad, seguridad y medioambiente de la Fundación LEITAT Chile.
En ese sentido, la experta compartió las cuatro claves para la bioseguridad en la labor científica, como son el implementar buenas prácticas, utilizar elementos de protección personal, eliminación de residuos y la limpieza, así también como, desinfección de los espacios.
“Al desinfectar un espacio, por ejemplo, uno puede aplicar cloro, pero solo es efectivo si se deja actuar 20 minutos por lo menos sobre la superficie. Además, no es suficiente solo aplicar, debemos acompañar con la acción mecánica de refregar para destruir la materia orgánica efectivamente. Tenemos que aprender a usar los desinfectantes. De la misma manera, la eliminación correcta de nuestros residuos, lo que tiene que ver con tener un compromiso ético con el medioambiente y tener un compromiso ético de dónde van a parar los residuos”, agregó la experta invitada.
El expositor, Omar Porras, investigador y presidente del Comité de Bioseguridad del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la U. de Chile, quien presentó los desafíos en la implementación de estándares en bioseguridad para un mejor ejercicio de la investigación científica, comentó que “Es fundamental generar estos espacios que permite diversificar la formación de los alumnos, aumenta los estándares del quehacer científico y nos posiciona de manera más robusta con otras instituciones. Además, nos permite contar con redes de apoyo para encontrar soluciones a problemas que trae la tecnología y el manejo de riesgo en general, es una obligación”, expresó.