[responsivevoice_button voice="Spanish Latin American Female" buttontext="Escucha la nota"] La experta de la Dirección General Estudiantil de la Universidad Católica del Maule, Cecilia Campos, explicó por qué el confinamiento durante el momento más crítico de la crisis sanitaria, modificó los hábitos alimenticios de las personas. A casi tres años del inicio de la pandemia del COVID-19, hoy nos encontramos con un escenario controlado gracias a la efectividad del proceso de vacunación, donde el virus sigue presente, pero sus consecuencias han disminuido, por lo que también lo hicieron las restricciones de movilidad y el uso obligatorio de mascarilla. No obstante, uno de los hábitos que se modificó en los hogares fue la alimentación, así lo indicó la nutricionista de la Dirección General Estudiantil de la Universidad Católica del Maule (UCM), Cecilia Campos, quien advirtió que durante el confinamiento la población en general y especialmente los niños, tuvieron un cambio negativo en sus dietas. “El encierro, la ansiedad, el poco espacio dentro de las casas y la baja en la actividad física, fueron provocando que la alimentación y el estado nutricional fueran cambiando”, comenzó diciendo la experta UCM. De igual forma indicó que en ese momento, la ansiedad y el aburrimiento llevaron a que la comida cumpliera un rol fundamental para pasar el tiempo, preparando recetas poco saludables y la comida rápida se volvió habitual en las mesas. “La monotonía del encierro terminó por desencadenar otra pandemia, el sobrepeso y obesidad. Nos vimos envueltos en qué solo nos podíamos divertir con panoramas con comidas, preparando recetas, pasteles, tardes de cine en casa con algo rico para comer, creando motivos para celebrar o simplemente para distraerse dentro del confinamiento”, enfatizó Campos. “Una vez que la pandemia comenzó a desaparecer, nos dimos cuenta del sobrepeso y obesidad que esto causó, dejando a un gran porcentaje de niños inclusive con más de 15 kg ganados durante este periodo de crisis. Junto con ello, la aparición de ciertas enfermedades asociadas al exceso de peso, como la resistencia a la insulina, hipertensión, exceso de colesterol, déficit de vitaminas”, complementó. Campos hizo hincapié en alarmantes cifras que se registran actualmente, donde los índices de obesidad “se dispararon en la población, inclusive nos encontramos que más del 60% de la población infantil están con mal nutrición por exceso, niveles nunca antes visto en nuestro país”. Recomendaciones Muchas veces se habla de que alimentarse de forma saludable es costoso, requiere de más tiempo y es aburrido, sin embargo, para Cecilia Campos esto se aleja de la realidad, sin embargo, dijo que el cambio es un proceso que trae dificultad porque “es volver a aprender a comer, a moverse y a realizar gran parte de las labores de distinta manera a como veníamos acostumbrados”. La profesional de la UCM recomendó comenzar con pequeñas modificaciones, como cambiar las bebidas azucaradas por jugos en polvo sin azúcar, disminuir la cantidad de pan que se compra para el grupo familiar, además de reemplazar la compra de embutidos y aderezos por verduras y proteínas de buena calidad, lo que no solo ayudará a mejorar la alimentación, sino que también a la economía personal. “La idea es ir haciendo cambios paulatinamente en el tiempo y siempre buscando alimentos de reemplazos, ejemplo cambio el pan con paté por pan con huevo, la galleta de colación por una fruta, la bebida del almuerzo por agua o agua saborizada casera o jugo en polvo sin azúcar, la salchicha o hamburguesa del almuerzo por un huevo duro o una lata de atún o una porción de legumbres”, aconsejó Campos. En cuanto a la alimentación durante las fiestas de fin de año, recomendó seguir un equilibrio, teniendo “alimentos que no necesariamente sean 100% saludables y que nos gusten, pero a su vez incorporamos alimentos ricos y saludables”. “Un ejemplo de ello es, podemos armar una mesa de picoteo con alimentos habituales como papas fritas, ramitas y adicionamos aceitunas, maní sin sal, frutos secos, una tablita con distintas frutas, evitar los quesos procesados e incorporar salsas caseras como pebre, guacamole, pasta de ave y de huevo casera”, sostuvo la nutricionista de la Universidad Católica del Maule.