Columna de opinión: ¿Cómo ser mamá mechona y no morir en el intento? - Universidad Católica del Maule
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Columna de opinión: ¿Cómo ser mamá mechona y no morir en el intento?

Columna de opinión: ¿Cómo ser mamá mechona y no morir en el intento?
28 Mar 2018

Soledad Barrera Muñoz, programa de Alfabetización Académica Centro de Apoyo al Aprendizaje de la Universidad Católica del Maule.

Cuando comenzaba el año 2013 y realizaba el trámite de matrícula en la UCM, tomé conciencia de que en marzo comenzaría mi primer año en la universidad. Mi única preocupación era que me convertiría en una “mamá mechona”. Este apelativo no solo hacía referencia a que soy madre de dos niñas, sino también a que sería calificada como una estudiante novata, pero con una diferencia generacional con mis compañeros, que superaría las dos décadas. Ahora sé que más allá de mi ingreso tardío, lo importante es que logré reunir el valor suficiente para ingresar a Pedagogía en Lengua Castellana y Comunicación, cuando ya superaba los cuarenta y siempre.

Ser mamá mechona resultó ser una experiencia muy entretenida para mí, pero que complicó a los demás, por razones obvias, generando graciosas situaciones. Una de ellas fue cuando asistí a mi primer día de clases. En el salón ya se encontraban muchos estudiantes, mis futuros compañeros(as) y como es de imaginarse, conversaban bulliciosamente. Dicha actitud cambió, de un minuto a otro, apenas ingresé a la sala, pues el silencio fue instantáneo y me miraban, expectantes, esperando el saludo acostumbrado de un profesor. Sin embargo, lo que hice fue decir: ¡Hola a todos! y sentarme entre los primeros puestos, ante la mirada atónita de los jóvenes, quienes no podían creer que esta mujer con aspecto de mamá, sería una de ellos y que los acompañaría en el transcurso de la carrera.

De la relación con mis compañeros, solo conservo hermosos recuerdos, pues me permitieron ser parte de su mundo juvenil. Generosos compartieron sus espacios conmigo, haciéndome sentir muy querida, aceptada y “respetada”, pues la confianza que se fue forjando con el tiempo, me permitió la libertad de corregirlos y retarlos cuando era necesario, aflorando, inevitablemente, mi instinto maternal.

Como verán, mis temores iniciales, desaparecen a los pocos días de haber ingresado a la universidad, dando inicio a esta preciosa experiencia. Fui mamá mechona durante todo el año 2013, disfrutando cada momento y sin morir en el intento.
Continuará…

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

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