Reflexión: "Indiferencia epistémica e irracionalidad" - Universidad Católica del Maule
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Reflexión: “Indiferencia epistémica e irracionalidad”

Reflexión: “Indiferencia epistémica e irracionalidad”
15 May 2020

Dr. Rafael Miranda Rojas, director del Magíster en Ciencias Religiosas y Filosófica de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas.

Un aspecto que ha llamado la atención en el contexto de la crisis sanitaria actual ha sido el comportamiento imprudente de algunas personas, particularmente respecto a las medidas de prevención ¿Qué mueve a ciertas personas a actuar de un modo imprudente, contrario a la evidencia actual y, podría sostenerse, irracionalmente? En este breve texto quisiera esbozar un breve análisis de este problema.

La indiferencia epistémica puede ser entendida como una carencia de interés (sobre todo normativa) respecto a lo que es verdadero (lo que es el caso) y las posibilidades de toma de decisiones que van de la mano con ese conocimiento. Así por ejemplo, ante las directrices  de que es preferible no reunirse, el que un grupo decida realizar una fiesta es explicable (entre otras posibles causas y/o razones) a partir de que simplemente a ese grupo no le importan las posibles consecuencias de su acción, e implícitamente parecen apelar a un principio de indiferencia a partir del cual no hay certeza de que el realizar la fiesta redundará en un contagio por Covid-19: se decide deliberadamente correr el riesgo contra evidencia, y ello sugiere un potencial sesgo optimista y, en paralelo, un acto irracional.

Es importante mencionar que el denominado principio de indiferencia desde una perspectiva probabilística bayesiana supone razones insuficientes entre creencias (probabilidad epistémica), de modo tal que no sea viable se exija actuar acorde a una de ellas. En su libro Naturalism and Normativity (2010), De Caro y Macarthur desarrollan esta idea a partir de un contraste entre realismo científico y relativismo. Desde este análisis de indiferencia epistémica, la misma solo es posible si la arista normativa no afecta directamente al sujeto que decide obviar su verdad (el riesgo de contagiarse en  este caso), y actuar de acuerdo a esta indiferencia. En este sentido, este fenómeno se acerca a otro igualmente controversial, la ignorancia deliberada, entendida esta como la postura de un sujeto S que, en orden a no asumir responsabilidad por su eventual conocimiento de cierta información, decide no saber y actuar acorde a esta ignorancia.

Un análisis sobre este punto se encuentra en el reciente artículo Willful ignorance in law and morality (2018) de Alexander Sarch. En última instancia, un potencial resultado de la indiferencia epistémica es el relativismo, tanto en sus aristas normativas como metafísicas. Esta arista es desarrollada también en el libro The Metaphysics and Ethics of Relativism (2013) de Carol Rovane, quien destaca una faceta que podría estar presente en la situación actual, el solipsismo epistémico como un caso de indiferencia, en el sentido de que el sujeto indiferente decide no aprender de otro, sobre todo respecto a temas o tópicos sobre los que no se ha informado cabalmente, redundando en un individualismo complejo de sostener en un contexto que exige reconocer la mutua dependencia respecto a la información disponible, y cómo la misma direcciona el actuar de una comunidad.

Los errores, desde esta perspectiva solipsista, no son atribuibles a uno mismo, sino a otros. Las relaciones lógicas, sobre todo las relaciones de implicación que se seguirían de que el sujeto supere su indiferencia y acepte el peso de la evidencia, constituyen la principal razón por la que no la abandona: debería reconocer su error, y ese es un punto que intenta evitar, no ser inconsistente entre lo que sabe (o que en este caso decide ignorar saber) y lo que hace. Esta arista de consistencia y contradicción ha sido abordada recientemente en una publicación de una universidad estalal del país, a partir de las ya conocidas nociones de nueva normalidad y retorno seguro, ambas enunciadas con una carga semántica específica, y ambigüa en sus alcances prácticos.

Lo anterior responde a una comprensión de la racionalidad desde una perspectiva práctica, la así denominada razón práctica. En paralelo, cabe tener en vistas al menos tres tipos de racionalidad: inductiva, deductiva y abductiva, siendo una de sus características la evaluación del incremento de la probabilidad hacia lo verdadero. En mayor o menor medida, estas distinciones parecen estar presentes e implícitas en las discusiones respecto a las relaciones y diferencias entre distintas racionalidades (racionalidad económica, neoliberal, política, ecológica, ética, entre otras), punto que espero profundizar en una futura reflexión.

P.D.: Cualquier comentario es bienvenido al email rmiranda@ucm.cl

 

 

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.

 

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